LA VIDA DEL PROFETA SULAÎMÂN (SALOMÓN)

A. SALOMÓN (P) Y SUS CUALIDADES MORALES

 En la obra Akmâl ad Dîn de Sadûq está registrada una narración de Imân Sâdiq (P) que dice: -David decidió elegir de entre los Banî Isrâ‘îl a su hijo Salomón como heredero. No obstante los Hijos de Israel se negaron a aceptarlo y obedecerlo tomando como pretexto su corta edad. Entonces acordaron colocar los báculos de varias personas en una casa y la vara de aquel que cambiara su color a un color verdoso, sería el escogido. Al siguiente día todos quedaron atónitos y pasmados al advertir que únicamente el báculo perteneciente a Salomón había cambiado de color. Inicialmente Salomón (P) se había ocultado de la gente hasta que Dios le ordenó que reapareciera. En una ocasión, como consecuencia de la insistencia de su esposa, se dirigió al bazar para encontrar trabajo. Pero ya que no sabía ningún oficio, regresó con las manos vacías. El segundo día sucedió lo mismo. El tercer día a orillas del río ayudó a un pescador, y al final del día éste le entregó dos pescados como paga. Cuando Salomón (P) regresó a casa, abrió el vientre de uno de los peces y encontró un anillo. Esa noche sus suegros estaban invitados a su casa para cenar y comer de la paga que Salomón había recibido ese día. En el momento en que Salomón (P) colocó el anillo en su dedo las aves, el viento y todo lo que lo rodeaba se prosternaron ante él. Fue entonces cuando decidió trasladarse con su mujer y suegros a la ciudad Isatjr (en Irán) y hacer pública su invitación. Cuando su profecía y reinado llegaron a su fin, nombró a Âsif Ibn Barjîâ su sucesor. Âsif permaneció oculto mucho tiempo, hasta que Dios lo reenvió a su tribu. La segunda ocasión que Âsif se despedía de su gente, le preguntaron: “¿Cuándo volveremos a vernos?” A lo cuál respondió: “Cuando crucemos el puente del Sirât (el día del Juicio Final)”. Y después de su segunda ocultación fue cuando los Hijos de Israel se vieron afectados por diversas desgracias y fueron derrotados por Nabucodonosor.[1]

 En algunas narraciones está asentado: “Sulaîmân encontró el anillo (sello) cuando había perdido el poder, pues los shaîâtîn (demonios) se lo arrebataron, lo arrojaron al mar”.[2]

 Uno que aparentaba ser creyente, preguntó al Imâm Sâdiq (P): “¿Cómo pudieron los demonios ascender a los cielos, ya que su creación era similar a la de los hombres, y ayudaban a Salomón en la construcción de elevados edificios?” El Imâm respondió al hipócrita: “Como esos seres estaban a disposición de Salomón, engordaron y crecieron (hasta tener una constitución física similar a la humana). De lo contrario son seres muy delicados (sutiles) al punto que es imposible tocarlos y sentirlos. Se alimentan de un manantial del Paraíso llamado Tasnîm en el cuál –contrario a cualquier otro manantial- su agua cae como cascada. Y la razón por la cuál ascendían a los cielos era para espiar y obtener información”.[3]

 Mûsa Ibn Ya‘far (P) manifestó: “Sulaîmân Ibn Dâvûd poseía mil esposas, trescientas de las cuales habían sido tomadas como prisioneras en una guerra”. Este mismo Imâm aseguró: “Las fronteras del reino de Salomón eran desde Shâmât (Siria) hasta Istajr (en Irán)”.[4]

 El Imâm Sâdiq (P) argumentó: “Salomón atendía a sus invitados con carne y fina harina, mientras que él y su familia se saciaban con pan duro y su comida regular era de cebada sin refinar”.[5]

 En la obra Qisas Râwandî está registrado un dicho del Imâm Sâdiq(P) respecto a la aleya ¡Agradeced, oh pueblo de David! (Saba’, 34:13) que dice así: “Ellos fueron ochenta hombres y setenta mujeres que pasaban los días retirados y adorando a Dios, hasta que Salomón fue elegido como profeta, tomó el poder en sus manos y Dios puso a su disposición a todos los jinn (genios) y hombres. Todos los reyes se inclinaron ante él en señal de reconocimiento de su grandeza. Cuando Salomón se levantaba, los genios, hombres y aves por respeto también lo hacían y cuando se enfrentaba al enemigo, preparaban un gran lugar especial para él. Por orden de Salomón este lugar era trasladado por un fuerte viento a donde él ordenara. En su campo de batalla se veían veloces corceles, preparados guerreros y muy poderosas armas. Narran que el viento –que se encontraba a disposición de Salomón- recorría en seis horas (desde la salida del sol hasta el mediodía) la distancia que normalmente los hombres recorrían en un mes. Y en el transcurso del medio día hasta la puesta del Sol, viajaba otra distancia similar, que normalmente el hombre cruzaba en un mes”.[6]

 Existe una narración de Âsbag Ibn Nabâtah que asegura que Sulaîmân Ibn Dâvûd dejó Jerusalén para dirigirse a Madâ’in (ciudad cerca de Bagdad), a su derecha se encontraban trescientos mil palanquines (o especie de andas usadas en el Oriente para llevar a los personajes) ocupados por trescientos mil soldados de su ejército. A su izquierda se encontraban otros trescientos mil palanquines ocupados por un grupo de genios. Una gran cantidad de aves les hacían sombra con sus alas. El mismo viento estaba comisionado para trasladar los palanquines. Salomón (P) y sus acompañantes después de un corto tiempo llegaron a Madâ‘in y luego de un pequeño descanso entraron a la ciudad de Istajr donde acamparon esa noche. Al siguiente día muy temprano salieron de la ciudad y se dirigieron a la Isla de Barjâwân situada en el sur de Irán. Al llegar, primeramente el viento los llevó tan bajo que sus pies tocaban el agua del mar. El ejército del Rey Salomón (P), al observar la grandeza y poder suya, se decía: “Sin duda no habrá rey que llegue a obtener esta alta jerarquía y poder que él posee”. En ese momento uno de los ángeles Divinos les dijo: “La recompensa de las súplicas y adoración de cada uno de vosotros es mayor que esto que ven”.[7]

 El Imâm Bâqir (P) argumentó: Salomón poseía una fortaleza que los genios habían construido para él. Esa fortaleza tenía mil habitaciones y en cada una de éstas vivía una de sus esposas. Setecientas de estas mujeres eran esclavas egipcias y las demás pertenecían a la nobleza y eran libres.

 Salomón (P) obligaba a los genios a transportar grandes piedras para la construcción. En una ocasión Lucifer les preguntó: “¿Cómo os encontráis?” Respondieron: “¡No soportamos más!” Lucifer agregó: “¡No puede ser así, ya que cuando regresáis, venís con las manos vacías!”. El viento informó a Salomón (P) sobre este encuentro y desde ese día ordenó a estos seres que transportasen arcilla y tierra cuando viniesen de regreso. Nuevamente Lucifer se les presentó y les preguntó en que condiciones se encontraban, a lo que alegaron: “¡Trabajamos arduamente durante todo el día!” Lucifer les dijo: “¡No puede ser así, ya que durante las noches descansáis!” Salomón (P) al enterarse de lo dicho por Lucifer, ordenó a los genios que trabajasen día y noche. Esta situación continuó así hasta el día en que Salomón (P) falleció. Relatan que en una ocasión Salomón (P) acompañado por su ejército compuesto de seres humanos y genios, se dirigieron fuera de la ciudad para pedir a Dios por la lluvia. En ese momento una hormiga con sus alas abiertas, levantando sus patas delanteras al cielo y cojeando, pasó frente a Salomón (P). La hormiga suplicaba a su Creador de la siguiente forma: “¡Dios mío! Yo soy una de tus criaturas y carezco de sustento. No nos castigues ni reprendas por las faltas de los humanos, y envía Tu lluvia bendita”. En ese instante, Salomón (P) volteándose hacia sus acompañantes ordenó: “¡Regresad! Que una criatura diferente a vosotros ha intercedido a vuestro favor”.[8]

 El Imâm Kâzhim (P) expresó: “Todos los profetas fueron creados con completo razonamiento e inteligencia. Y algunos de ellos en este aspecto fueron superiores a otros. Salomón (P) contaba con trece años cuando fue elegido profeta, y su reinado duró cuarenta años. El Bicornio (Dhul Qarnaîn) que gobernó treinta años, vistió las ropas de la profecía a la edad de los doce”.[9]

 Éste mismo Imâm declaró: “Una anciana corcovada se acercó a Salomón (P) para quejarse del viento. Salomón (P) llamó al viento para pedirle una explicación. Éste explicó: “Dios me comisionó para que salvase a los pasajeros de un barco que se encontraba en medio de una tormenta. Pero la prisa fue causa de que topara con esta anciana, y se desplomara sobre el suelo ocasionando así la fractura de su brazo”. Salomón (P) pidió a Dios que juzgara respecto al viento, el Creador le respondió: “Los viajeros del barco deberán cubrir los gastos de esa fractura, ya que el viento estaba comisionado para salvarlos de la muerte”.[10]

 El Imâm Sâdiq (P) manifiesta: “El último profeta que entrará al Paraíso será Salomón, ya que en el mundo le fueron otorgadas la magnanimidad y la dirección”.[11]

 El Imâm Bâqir (P) sostiene: “Salomón, acompañado por los seres humanos, genios, el viento y las aves, se dirigió a La Meca para circunvalar alrededor de la casa de Dios, y colocó sobre ésta una gran tela de algodón egipcia”.[12] Él fue el primero en colocar una cubierta sobre la Ka‘bah –casa de Dios-.[13]

 Relatan que el viento que estaba a disposición de Salomón (P) desde la mañana hasta el mediodía, se dirigía de Damasco hacia Istajr en las cercanías de Isfahan (en Irán), distancia que podía ser transcurrida normalmente en un mes. Y desde el mediodía a la puesta del Sol, recorría también de Istajr a Kabul (en Afganistán), distancia que podía ser transcurrida regularmente en el mismo tiempo (es decir, un mes). Dios Todopoderoso, le otorgo este viento a Salomón (P) en lugar de caballos domésticos que se irguen en tres patas y con la cuarta escarban la tierra. Se ha reseñado que tomó la dirección de la construcción de la casa sagrada en Jerusalén que había quedado sin concluir desde la época del Profeta David (P). Él dividió en grupos diferentes a los genios y demonios, para que extrajeran piedras de mármol y diáfanos cristales de las diversas minas, y luego las transportaran a Jerusalén. Ordenó construir los muros y torres de la ciudad con mármol y otras grandes piedras pulidas. Mandó colocar doce portones en esta muralla, uno para cada una de las tribus de los Hijos de Israel. Cuando fue terminada la construcción de la muralla de la ciudad y sus portones, comenzaron la construcción de la mezquita. Él comisionó a un grupo para que extrajese oro y rubíes de las minas, y a otro grupo lo comisionó para que reuniera joyas y piedras preciosas. Un tercer grupo para que reuniera perfumes como el ámbar gris, almizcle y otros. Y finalmente envió a otro grupo hacia el mar para que juntara perlas. Luego ordenó a los artesanos y arquitectos pulir las burdas piedras y ásperas perlas. No transcurrió mucho tiempo que la mezquita en Jerusalén fue adornada con mármol blanco, amarillo y verde. Las columnas de ésta fueron construidas con piedras luminosas y diáfanas, y su techo tapizado con escritos formados de valiosas joyas y grabados con rubíes y perlas. El patio de la mezquita lo alfombraron con pedazos de turquesa. Salomón (P) consideró festivo el día en que finalizó la edificación de la mezquita. La construcción que dejó Salomón (P) continuó así hasta la llegada de Nabucodonosor; quien ordenó la destrucción de la ciudad y ocasionó grandes daños a la mezquita así como a las construcciones que se encontraban dentro de ésta. Luego envió a Irak una cantidad considerable de joyas.

 Se ha relatado que en la época de Salomón (P) habían acuñado sobre las maderas las caras de animales salvajes para provocar temor en los enemigos. Por esa misma razón los artesanos al finalizar la construcción del trono de Salomón (P) acuñaron las figuras de dos leones y en la parte más elevada de éste, las figuras de dos buitres. Exponen que cuando Salomón (P) subía a su trono, se abrían las patas delanteras de los dos leones y cuando llegaba al último escalón, los buitres desplegaban sus alas para protegerlo de los rayos solares. Así también cuentan, que en una ocasión Nabucodonosor decidió subir al trono de Salomón (P), no obstante en ese mismo instante uno de los leones pegó con su pata en la espinilla de éste, ocasionándole unos minutos de desfallecimiento. Después de este suceso, nadie se atrevió a subir a ese lugar.[14]

 El Imâm Ridâ (P) afirma: “Sobre el anillo de Salomón estaba acuñado lo siguiente: Inmaculado es el Dios que con Su palabra hizo obedecer a los genios”.[15]

 Tabarsî manifiesta: “Dios envió a Salomón una revelación diciendo: Yo incrementé para ti tu reinado, y debes saber que antes que cualquier otro te enteraré de las distintas noticias, el viento te hará llegar las noticias antes que cualquier otro. Los demonios para él extendían un mantel de seda de varios kilómetros cuadrados, y Salomón se sentaba en su trono de oro sobre éste. A sus alrededores se encontraban tres mil lugares de oro y plata los cuales ocupaban los profetas y sabios, detrás de ellos una gran cantidad de gente, y la última fila estaba compuesta por los demonios y genios. Las aves hacían sombra sobre las cabezas de la multitud”.[16]

 El Imâm Sâdiq (P) dice: El Amir de los Creyentes en una noche muy oscura salió de su casa. Él murmuraba: “En esta noche oscura, se escuchan ruidos de todas partes. Os habla el Imâm que posee el vestido de Adán, el anillo de Salomón y el báculo de Moisés”.[17]

 Está registrada una narración del cuarto de los Inmaculados Imâmes (P) que dice: “El copete de la alondra es una huella que dejó la mano de Salomón al acariciarla”. Narran que en una ocasión una alondra en celo quiso acercarse a su hembra, pero ésta lo rechazó. El macho le dijo: “Posiblemente tengamos polluelos y éstos veneren y agradezcan a Dios”. La hembra aceptó y después de un tiempo tuvieron polluelos, para los cuáles construyeron un nido a la orilla del camino. En una ocasión que Salomón y su ejército transitaban por esa región la hembra dijo a su macho: “Temo que el ejército de Salomón nos pisotee y aplaste”. Sin embargo, el macho le respondió: “Salomón es un hombre benévolo y se apiadará de nosotros”. La hembra había acumulado una pata de grillo para sus polluelos que acababan de salir del cascarón, y el macho había guardado un dátil con el mismo propósito. Las dos aves decidieron ofrecer sus reservas a Salomón ya que consideraban que él se alegraría al ver sus obsequios. Se presentaron ante Salomón y él les preguntó la ubicación del nido en que vivían, aceptó sus regalos y ordenó a su ejército que no transitaran por el camino donde vivían estas aves. Luego acarició con su mano las cabezas de éstas y pidió a Dios abundancia para la vida de estas aves y desde ese momento salió el copete a la alondra.[18]

 Ha sido relatado que un día Salomón (P) acompañado por su ejército pasó cerca de un devoto. El devoto volteando hacia Salomón (P) dijo: “Dios te ha otorgado un gran dominio”. Al escuchar esto, el Profeta Salomón (P) le respondió: “La recompensa de una oración pronunciada por un devoto y registrada en la hoja de sus actos, es mucho mayor que todo aquello que Dios otorgó al hijo de David, ya que esa oración queda inscrita para siempre en el Libro Perpetuo. En cambio, un día mi reinado llegará a su fin”.[19]

 Existe una narración que afirma que Salomón (P) evitaba a los adinerados y aristócratas y se sentaba a la mesa de los indigentes. El, repetidas veces decía: “Yo soy un indigente al igual que vosotros”.[20] A pesar de ser un rey, él vestía ropas burdas y por las noches imploraba a Dios y lloraba hasta el amanecer. Vivía de lo que ganaba al tejer las hojas de palmera, y sólo quería el reinado para poder vencer a los reyes y gobernantes opresores.[21]

 Cuentan que cuando pretendía viajar, se hacía acompañar por todos los miembros de su familia, sus servidores, guardianes y escribanos. Sus cocinas y hornos de campo eran de acero; tenía recipientes en los cuales podían ser cocinados diez camellos. Acompañado de su ejército transitaba desde Istajr hasta el Yemen, y bajaba en Madinat-ar Rasûl (Medina – la ciudad del Profeta del Islam), y decía a sus acompañantes: “Éste es el lugar a donde un día huirá el Enviado de Dios, el Profeta Muhammad (BPD). ¡Agraciados serán aquellos que le tengan fe y lo acompañen! Cuando llegue a la Ka‘bah, tendrá que enfrentarse con muchos ídolos que la gente de ese entonces adorará y honrará”. Relatan que después de que el ejercito de Salomón (P) pasó, la Ka‘bah lloró y dijo: “¡Dios mío! Salomón es uno de Tus enviados, él y su pueblo pasaron cerca de mí, pero no se detuvieron para orar y recordarte”. En ese momento Dios dijo a la Ka‘bah: “Muy pronto una gran multitud se prosternarán ante ti, y al fin del mundo enviaré un Corán al Profeta más querido por Mí. Muy pronto vendrán hacia ti hombres con panderos y canciones de victoria al igual que el ruido que hacen las alas de los buitres cuando aterrizan en sus nidos, y apresurados por la alegría y veneración que sienten hacia ti se asemeja al amor de la camella hacia su cría, y destruirán todos los ídolos que te rodean”.

 Salomón (P) después de su padre ordenó le construyeran un trono para que desde ahí pudiera juzgar entre la gente. Ese trono lo habían construido en tal forma que hacía temblar a los pecadores. El mismo fue edificado con colmillos de elefante y adornado con rubíes, perlas y topacios incrustados. En sus cuatro ángulos colocaron troncos de palmera pulidos. Su contorno lo adornaron con rubíes carmesíes y verdes esmeraldas, y en dos ángulos de la parte superior de éste colocaron dos pavo reales de oro, y en los dos otros ángulos colocaron dos palmeras de oro de tal forma que cada una de éstas se encontraba frente a un pavo real. Así también, al lado del sitio para enjuiciar colocaron dos leones de oro sobre cuyas cabezas se encontraba una maza o porra construida de topacio verde. Los troncos de palmera fueron unidos por arbustos de vid de los cuáles colgaban racimos de uvas de oro rojo y rubíes, de tal forma que daban sombra al trono. Cuando Salomón colocaba su pie sobre el primer escalón, su sitio comenzaba a girar y los buitres y pavo reales comenzaban a desplegar sus alas para él, los leones abrían sus patas y con sus colas golpeaban el suelo. En el momento que Salomón (P) llegaba al último escalón, los buitres tomaban con sus picos la corona y la colocaban sobre la cabeza de éste, luego el trono comenzaba a girar nuevamente y las bocas de los leones y las aves rociaban a Salomón con perfumes de almizcle y ámbar gris. Al momento de iniciar el juicio una paloma de oro recitaba la Torá, y entonces Salomón comenzaba el proceso. En ese estado, a su derecha y sobre los sillones de oro adornados con piedras preciosas, los sabios de Banî Isrâ’îl tomaban su lugar. Así también, los genios principales a su izquierda tomaban sitio en mil sillones de plata. Los preparativos para el enjuiciamiento provocaban temor en los corazones de los testigos y hacía que no mintieran.[22]

B. LA INTERPRETACIÓN DE LA ALEYA “SEÑOR MÍO, PERDÓNAME Y OTÓRGAME UN REINO QUE NO SEA APROPIADO PARA NADIE DESPUÉS DE MÍ”[23]

‘Alî Ibn Iaqtîn preguntó en una ocasión al Imâm Kâzhim (P): “¿Acaso es correcto considerar envidioso a un profeta?” El Imâm respondió negativamente. Entonces Ibn Iaqtîn volvió a preguntar: “¿Cómo es que Salomón pidió: Señor mío, perdóname y otórgame un reino que no sea apropiado para nadie después de mí, y quede eternamente como un milagro?” “Existen dos formas diferentes de gobernar y reinar –le respondió el Imâm-: la primera el gobierno que está acompañado de opresión, despotismo y explotación de los hombres; la otra la supremacía y gobierno por parte de Dios, como la otorgada a la familia de Ibrâhîm, Tâlut, Dhul Qarnaîn. El domino de Salomón sobre los hombres fue de esta segunda forma. Dios Todopoderoso puso a su disposición a un grupo de demonios para que los ocupara en la construcción, para la erección de grandes edificios, como buzos y para sacar las perlas de las profundidades del mar; y a él le enseñó la lengua de las aves”. Entonces Ibn Iaqtîn cuestionó al Imâm respecto al dicho del Profeta (BPD) que dice haberlo recordado como un envidioso: “Dios perdone a mi hermano Salomón que era un envidioso”.[24]

 El Imâm replicó: “¡Juro por Dios, que todo lo que Dios le otorgó a Salomón y todo aquello que brindó a los demás profetas, nosotros lo tenemos a nuestra disposición! Dios Glorificado sea, respecto a Salomón (P) dice:

﴿ هذا عَطاؤُنا فَامْنُنْ أَوْ أَمْسِكْ بِغَيْرِ حِسابٍ ﴾

Este es Nuestro regalo gratuito, así que dad libremente o detened, sin hacer cuentas”. (Sâd, 38:39).

Y por otra parte respecto el Mensajero del Islam (BPD) dice:

﴿ آتاكُمُ الرَّسُولُ فَخُذُوهُ وَ ما نَهاكُمْ عَنْهُ فَانْتَهُوا ﴾

Y todo lo que el Mensajero os dé (del botín de guerra) aceptadlo, y todo lo que os prohíba, absteneos –de ello- (Al Hashr, 59:7)”.[25]

 Consideramos pertinente mencionar aquí que la narración referente a “la envidia de Salomón” es considerada falsa por la Escuela Shî‘ah, y la interpretación que el Imâm (P) hizo respecto a esta narración fue únicamente para disimular (taqîîah).

C. TRANSITAR POR LA TIERRA DE LAS HORMIGAS.

﴿ وَ حُشِرَ لِسُلَيْمانَ جُنُودُهُ مِنَ الْجِنِّ وَ الإِْنْسِ وَ الطَّيْرِ فَهُمْ يُوزَعُونَ حَتَّى إِذا أَتَوْا عَلى وادِ النَّمْلِ قالَتْ نَمْلَةٌ يا أَيُّهَا النَّمْلُ ادْخُلُوا مَساكِنَكُمْ لا يَحْطِمَنَّكُمْ سُلَيْمانُ وَ جُنُودُهُ وَ هُمْ لا يَشْعُرُونَ فَتَبَسَّمَ ضاحِكاً مِنْ قَوْلِها وَ قالَ رَبِّ أَوْزِعْنِي أَنْ أَشْكُرَ نِعْمَتَكَ الَّتِي أَنْعَمْتَ عَلَيَّ وَ عَلى والِدَيَّ وَ أَنْ أَعْمَلَ صالِحاً تَرْضاهُ وَ أَدْخِلْنِي بِرَحْمَتِكَ فِي عِبادِكَ الصَّالِحِينَ ﴾

“Y sus huestes de jinn –genios- y de hombres y de pájaros se reunieron cerca de Salomón, y se formaron en grupos. Hasta cuando llegaron al valle de los naml (las hormigas), una hormiga dijo. Oh, vosotras, hormigas, entrad a vuestras casas, (no sea que) Salomón y sus huestes os aplasten, mientras no saben. Así que él sonrió, perplejo ante las palabras de ella, y dijo. Señor mío, concédeme que Te agradezca el favor que me has otorgado a mí y a mis padres, y que pueda yo hacer un bien tal que Tú te complazcas de él y que me admitas por Tu merced, entre Tus siervos rectos. (An Naml, 27:17-19)

Tabarsî argumenta: La “región de las hormigas” es la misma que Tâ’if (en Arabia), y otros sostienen que se refiere a una región en Siria, donde dice: “no sea que os aplasten” se refiere a que Salomón y su ejército transitaban montados y a pie esta región, y en ese momento el viento no estaba comisionado para transportarlos. Posiblemente puede argumentarse que esto sucedió antes de que el viento estuviese a disposición de Salomón.[26]

 Dâvûd Ibn Sulaîmân Gâzî manifiesta: Escuché al octavo Imâm decir que el sexto Imâm había argumentado: ‑Cuando el jefe de las hormigas les pidió que se dirigiesen a sus casas, el viento informó a Salomón sobre esto. Poco después por orden de Salomón trajeron ante él a esta hormiga. Salomón le preguntó: “Tú que sabes que no abusamos de nadie, entonces ¿por que pediste a tus compañeros que se refugiasen en sus casas?” La hormiga respondió: “Temí que tu belleza y ornamento aparente los hiciese olvidar a Dios. ‑Entonces le preguntó a Salomón- ¿Por qué a pesar que tu padre David es mayor que tú, tu nombre está compuesto por una letra más que el suyo?” (Nota: se refiere a la “n” final, la cual en árabe suele usarse para indicar una mayor jerarquía y nobleza). Salomón mantuvo silencio. La misma hormiga en respuesta a su pregunta agregó: “Tu padre David se curaba las heridas de su corazón con amistad y amor a Dios, y eso lo coloca en una jerarquía superior a la tuya (a pesar de que tu nombre de a entender que tú eres superior). Espero que un día seas como él”. Nuevamente la hormiga preguntó a Salomón: “¿Acaso sabes por qué, entre toda la creación del Universo fue el viento puesto a tu disposición?” Salomón respondió negativamente. La hormiga le informó: “La naturaleza del viento es limitada (tiene un final), y lo colocaron bajo tu orden para que entiendas que pusieron a tu disposición algo que tiene fin y no es eterno - Así que él sonrió, perplejo ante las palabras de ella”.[27]

 La narración mencionada respecto a que el nombre de Salomón (P) posee una letra más que el de su padre David (P) es una narración ambigua y confusa, que a continuación mencionamos sus razones:

 Tu padre David se encontraba molesto por haber abandonado un acto primordial, y curó esta herida con amor y amistad hacia Dios. Sin embargo tú nunca abandonaste un acto primordial por ello te llamaron “Salîm” y después fuiste conocido como Sulaîmân De estas dos razones se derivó otra razón de tu nombramiento, y esto fue el que tu nombre se compusiese de una letra más que el de tu padre. Empero a pesar de todo debe saberse que Salomón (P) no era superior a su padre David (P) en cuanto al bienestar de su alma, y aquello que realizó David (P) no puede ser tachado de error ya que el abandono de un acto primordial fue la consecuencia de que él acrecentara en su corazón el amor hacia Dios. Y en la narración de la hormiga dice que ésta deseó para Salomón que un día se asemejase a su padre en cuanto al amor y amistad hacia Dios.

 El significado de esta narración es que el verdadero nombre del padre de Salomón (P) era Dâvî Yirhah Bâlûdd o sea alguien que curó con amor el dolor de la herida de su corazón, y es claro que el número de letras de este nombre es mayor que las del nombre “Sulaîmân”, pero más tarde su nombre fue acortado por la gente y llamado únicamente “Dâvûd”.

 El nombre legítimo de Sulaîmân fue Salîm, y a veces utilizaban este término para desear mejoría a algún herido y desearle buena suerte. Se ha dicho también: “¡Oh, Salomón! Tú no necesitas los remedios que tu padre utilizó para la cicatrización de su herida”, y las letras adicionadas que posee el nombre de Sulaîmân, es causa de lesión y herida. Al igual que la herida en el cuerpo, el nombre es algo agregado que cuando nació no la llevaba consigo.

 Sadûq (en paz descanse) argumenta: “Ya que el nombre genuino de tu padre fue Dâvî Yirhah Bâlûdd y luego fue llamado Dâvûd, Dios quiso que unas letras de su nombre fuesen agregadas al tuyo que es Salîm (que se convirtió en Sulaîmâ) para que la perfección y sabiduría Divina de él te fuesen heredadas. Luego, para que tú nombre fuese completado, ya que es imposible cambiar sus letras, le fue agregada una “n” al final (Sulaîmân).[28]

 Barsî en la obra Mashâriqul Anwâr relata: El mantel que abrían para Salomón todos los días tenía capacidad para doscientos ochenta recipientes de diferentes comidas. En una ocasión uno de los animales acuáticos le solicitó a Salomón alimento. Este gran hombre ordenó que prepararan para el pez la comida de un mes que generalmente preparaban y colocaban todos los días en su mesa. Después de que estuvo preparada, el pez la tragó y le dijo a Salomón: “Ésta es sólo una parte de mi alimento diario”. Salomón sorprendido preguntó: “¿Acaso existen otros peces semejantes a ti en el fondo de los mares?” Respondió: “¡Sí! Miles de grupos”. Al escuchar Salomón estas palabras glorificó a Dios, Creador de todas las cosas.[29]

 Se ha relatado que en una ocasión Salomón encontró un gorrión que decía a su hembra: “¡Por que me rechazas! ¡Si lo deseas, puedo tomar el reinado de Salomón con mi pico y arrojarlo al mar!” Salomón al enterarse de las palabras del gorrión sonrió, entonces ordenó que lo trajeran ante él. Le preguntó: “¿Acaso tienes el poder para hacer lo que has dicho?” Replicó: “¡No, Enviado de Dios! Sin embargo quería mostrarme portentoso ante mi hembra. Y ningún enamorado deberá ser reprimido por sus palabras”. En ese momento Salomón dirigiéndose hacia la hembra le preguntó: “¿Por que rehúsas a tu macho a pesar de que te quiere hasta este grado?” Ella contestó: “¡Oh, Enviado de Dios! ¡Las palabras de mi macho no son verdaderas, ya que ama a otro fuera de mí!” Estas palabras hicieron efecto en el alma de Salomón al grado que sintió sofocarse por las lágrimas. Desde ese momento Salomón se alejó cuarenta días de su pueblo y pidió a Dios que su corazón lo llenase únicamente de Su amor.

 Así también narran que Salomón escuchó la voz de un gorrión que decía a su hembra: “¡Ten relaciones conmigo! Tal vez Dios nos dé polluelos que en todo momento lo veneren con sus cantos”. Salomón asombrado por el favor que el ave tenía hacia Dios dijo: “La intención de este gorrión es mejor que todo mi reinado”.[30]

 En una ocasión en que Salomón (P) pasaba cerca de un ruiseñor escuchó que éste decía: “Si pudiese comer la mitad de esta fruta, entonces será la destrucción del mundo”. En ese momento se dejó escuchar la voz de una tórtola que decía: “¡Ojalá los humanos no hubiesen sido creados!”[31]

 Za‘alabî en su obra de exégesis registra de Muqâtil: ‑En una ocasión Salomón se encontraba sentado en su palacio, cuando de repente un ave comenzó a volar sobre su cabeza. Salomón dijo a los presentes: “Nos está saludando, y da gracias a Dios que nos ayudó a vencer al enemigo. Ella se dirige a su nido, donde acaban de salir del cascarón sus polluelos y no transcurrirá mucho tiempo que se integrará nuevamente a nosotros”. Después de un tiempo, el ave nuevamente se apareció ante Salomón y le pidió unos días de permiso para cuidar a sus polluelos. Salomón se lo concedió.

 Un día Salomón dijo a los que lo rodeaban: “¿Acaso sabéis lo que dicen estas aves y animales?

 La tórtola desea: ¡Ojalá que Dios no hubiese creado al hombre!

 El pavo real informa: Con la mano que des, con esa misma mano recibirás.

 La abubilla avisa: Aquél que no sea compasivo con su prójimo, Dios no será misericordioso con él.

 El buitre sugiere: ¡Oh, pecadores! ¡Pidan a Dios que los absuelva!

 El papagayo advierte: Todo viviente, morirá un día y todo lo fresco, un día envejecerá.

 La golondrina aconseja: Avancen hacia los beneficios, sin duda que los alcanzarán.

 La paloma reitera la frase: Subhâna Rabbîl a‘alî…Glorificado sea Dios que ha colmado todos los cielos y la tierra.

 El cuervo amonesta: La maldición de Dios sea para los que cobran impuestos e injustamente toman un décimo de las pertenencias de los hombres.

 El topo y murciélago dicen: kuli shaîin hâlika ila wayhihî.

 El guaco advierte: Aquel que guarde silencio (cuando debe hacerlo), se salvará.

 El perico notifica: El mundo entero es ambición y esfuerzo.

 La rana manifiesta: ¡Adorado sea Él! ¡Inmaculado!

 El halcón declara: ¡Glorificado sea mi Dios, a quien adoro!

 El sapo testifica: Puro es el Dios que se encuentra en todo lugar.

 El francolín testimonia: Ar rahmân ‘alâl ‘arshu ustuwâ”. [32]

 Se ha relatado que en una ocasión Salomón (P) se encontraba sentado a la orilla de la playa cuando repentinamente se percató que una hormiga llevaba un trigo y se dirigía hacia el agua. Momentos después divisó una rana que salió del agua y se tragó a la hormiga y su grano. Una hora después esa misma rana volvió a aparecer en la orilla del mar, abrió su boca y la hormiga con su grano salieron de ésta. Salomón sorprendido al ver esta escena le preguntó a la hormiga la razón de lo ocurrido. Ésta le respondió: “En la profundidad del mar que estás viendo, hay una piedra muy grande. Entre una de sus grietas vive una lombriz ciega que está imposibilitada para salir de ahí e ir en busca de su sustento. Dios Graciable me comisionó para que le lleve su alimento, y esta rana vino en mi ayuda para que dentro de su boca pueda estar a salvo del agua”. Salomón (P) interrogó: “¿Acaso ella también adora a Dios?” La hormiga respondió afirmativamente y agregó: “Ella siempre dice: ‑¡Oh, Aquel que nunca ha olvidado darme mi sustento en la profundidad de este mar! No despojes de Tu misericordia a tus siervos creyentes, y no Te olvides de ellos”.[33]

D. EL RELATO DE LOS CABALLOS

LA INTERPRETACIÓN DE LA ALEYA: “ASÍ EMPEZÓ A ACARICIAR (SUS) PATAS Y CUELLOS”.[34]

﴿ وَ وَهَبْنا لِداوُدَ سُلَيْمانَ نِعْمَ الْعَبْدُ إِنَّهُ أَوَّابٌ إِذْ عُرِضَ عَلَيْهِ بِالْعَشِيِّ الصَّافِناتُ الْجِيادُ فَقالَ إِنِّي أَحْبَبْتُ حُبَّ الْخَيْرِ عَنْ ذِكْرِ رَبِّي حَتَّى تَوارَتْ بِالْحِجابِ رُدُّوها عَلَيَّ فَطَفِقَ مَسْحاً بِالسُّوقِ وَ الأَْعْناقِ وَ لَقَدْ فَتَنَّا سُلَيْمانَ وَ أَلْقَيْنا عَلى كُرْسِيِّهِ جَسَداً ثُمَّ أَنابَ ﴾

“Y Nosotros dimos a David a Salomón. ¡Que excelente siervo! ¡Con qué frecuencia se volvía a su Señor! Cuando un día al atardecer le presentaron unos briosos corceles (erguidos en tres patas y con la cuarta excavaban la tierra). (Salomón) Dijo: “Yo amo a estos corceles por mi Señor” hasta que desapareció de su vista (hasta que se puso el sol y perdió el tiempo de la oración). Devolvédmelos. (Salomón ordenó: Traigan a los caballos para que los sacrifique) Así empezó a acariciar (sus) patas y cuellos. Y sin duda Nosotros pusimos a prueba a Salomón, y pusimos en su trono el cadáver de un niño, así que él se volvió (entonces se arrepintió ante Dios y entendió que debe entregarse a Su deseo) (Sâd, 38:30-34).

 En la exégesis de ‘Alî Ibn Ibrâhîm está registrado: “Salomón sentía una gran atracción hacia los caballos, por ello todos los días le traían los mejores corceles para presentárselos, hasta que en una ocasión por descuido pasó el tiempo del rezo. Salomón que se encontraba triste y afligido solicitó a Dios que regresase al sol (al punto antes de su puesta). Sus suplicas fueron concedidas y pudo llevar a cabo la oración de la tarde. Entonces degolló a todos los caballos”.

 Respecto a la interpretación de la aleya “y sin duda Nosotros pusimos a prueba a Salomón” dice: “Salomón contrajo nupcias con una mujer del Yemen. Ellos tuvieron un hijo al cual amaba en demasía, hasta que un día se dio cuenta que el Ángel de la Muerte lo miraba y entendió que su vida había terminado. Fue por ello que buscaba una solución. Un grupo de genios y demonios propusieron que llevase a su hijo a un manantial que se encontraba en el oriente del mundo, que decían que el sol se ocultaba en éste, y otros propusieron que lo llevase a la séptima capa de la tierra. Sin embargo, Salomón rechazó sus propuestas ya que sabía perfectamente que para el Ángel de la Muerte no había obstáculo que le impidiese llegar a cualquier lugar. Hasta que escuchando la sugerencia de uno de sus cercanos colocaron al niño sobre una nube, finalmente el Ángel de la Muerte le quitó la vida, y su cadáver lo acomodó en el trono de Salomón (P). Él comprendió que no hay nada que pueda cambiar la decisión de Dios - así que él se volvió (entonces se arrepintió ante Dios y entendió que debe entregarse a Su deseo)”.

 El Imâm Sâdiq (P) argumentó: Cuando Salomón colocaba su anillo en su dedo, todos los genios, demonios, aves y animales salvajes lo rodeaban para obedecerlo, y el viento lo transportaba a él, a sus acompañantes y pertenencias a cualquier lugar que decidiese. Él realizaba la oración de la mañana en Siria y la oración de la tarde en Irán. Empero, cuando degolló a sus corceles, Dios le quito el dominio de su reino. Narran que cuando quería hacer sus necesidades, entregaba su anillo a uno de sus sirvientes. En una ocasión un demonio con engaños pudo quitarle el anillo. Salomón (P) comisionó a todo su pueblo para que recuperasen el anillo. Por otra parte, el demonio se dirigió a casa de la madre de Salomón y de sus esposas. Cuando los buscadores llegaron a casa de la madre de Salomón, la mujer les dijo: “Mi hijo es el hombre más benévolo, empero ¿no entiendo por qué hoy se opuso a mi deseo?”

 El grupo de perseguidores, llegó a casa de las esposas de Salomón. Unas de ellas dijeron: “¡Salomón nunca se nos acercó cuando teníamos la menstruación!” Era claro que el demonio se presentaba en cualquier lugar con la apariencia de Salomón (P) para esconderse de éste y de sus comisionados, hasta que finalmente, por temor a Salomón (P), aventó el anillo (sello) al mar, el cuál por orden de Dios fue tragado por un pez. Durante cuarenta días la gente anduvo en busca de Salomón (P), y él por su parte suplicaba con humildad a su Señor a la orilla del mar. Después de un tiempo conoció a un pescador y comenzó a trabajar con él como su ayudante. En una ocasión el pescador le entregó como retribución un pez, y cuando abrieron la panza de éste, encontró su anillo. Nuevamente tomó en sus manos el reino y ordenó que el demonio que había robado su anillo y todos sus secuaces fuesen encadenados y encarcelados en los mares y aberturas de las rocas. Entonces se presentó ante su escribano Âsif Ibn Barjîâ, que poseía la sabiduría Divina, y le dijo: “He encarcelado a todos los opositores. Ahora dime ¿qué hago contigo?” Âsif respondió: “Nunca he utilizado mi pluma para la opresión ni para escribir en contra de los oprimidos, pero ahora dime ¿por qué sientes tanta simpatía por la abubilla que es el ave de olor más desagradable?” Salomón argumentó: “Porque ella puede encontrar el agua que corre por debajo de una gran piedra”. Âsif nuevamente interrogó: “¿Cómo es que puede hacerlo, mientras que le es imposible divisar la trampa que se encuentra oculta bajo un poco de hierba?” Salomón respondió: “Ese es otro asunto, ya que cuando Dios desea, la trampa se oculta de su vista”.[35]

 En una narración fiable del Imâm Sâdiq (P) esta registrado: “Cuando los corceles fueron presentados a Salomón y cuando el tiempo de su oración de la tarde finalizó, nuevamente el Sol volvió a salir. Salomón comenzó a realizar su ablución y en ese momento acarició las patas y cuellos de los caballos. Y contrario a lo dicho, Salomón no sacrificó a sus caballos, ya que ellos no habían realizado ninguna falta”.[36]

E. LA HISTORIA DE SALOMÓN Y BALQÎS

EL SUCESO DE LA DISGREGACIÓN DE LAS OVEJAS

LA MUERTE DE SALOMÓN (P)

 Cuando Balqîs recibió la carta de Salomón (P) llevada por medio de la abubilla, decidió enviar a Salomón (P) un representante acompañado de un obsequio. Balqîs le advirtió a su comisionado, que en caso de que Salomón (P) aceptase su obsequio él, al igual que los otros gobernadores, únicamente andaba en busca de lo mundano y no sería difícil dominarlo. Posteriormente envió a Salomón un pequeño cofre que contenía una piedra preciosa y le pidió que para probar su profecía agujereara la piedra sin utilizar hierro ni fuego. Cuando el enviado de la Reina de Sheba llegó a donde se encontraba Salomón, él ordenó a un comején que perforara la piedra y la atravesara llevando en su boca un hilo. El comisionado de Balqîs regresó sin demora y le contó lo cometido. La Reina de Sheba no vio otra posibilidad más que aliarse ella y su ejército a Salomón (P).

 El Mensajero de Dios al enterarse de los proyectos de Balqîs ordenó a sus subalternos, para demostrar la grandeza de su profecía y su poder para gobernar, que trajesen el trono de la Reina antes de que ella y sus acompañantes llegasen al castillo. Uno de los jinn aceptó traer el trono de Balqîs antes de que Salomón (P) se levantase del suyo, empero éste solicitó más velocidad para poder llevar a cabo su propósito, hasta que Âsif Ibn Barjîâ, que tenía conocimiento del nombre principal de Dios con el cuál hacía milagros, dijo: “Estoy dispuesto a trasladarlo antes de que parpadees”. Y al instante, el trono de la Reina de Sheba apareció por debajo del trono de Salomón (P).

 Se ha registrado que Salomón (P) ordenó que construyeran para Balqîs un castillo de vidrio y espejo, bajo el cual corriese el agua de un arroyo cristalino. Cuando la Reina de Sheba quiso entrar al castillo, creyó que ante ella se encontraba un río y alzó su vestido para no mojarse. En ese momento se dejaron ver sus pies vellosos. Después de un tiempo Salomón contrajo matrimonio con la Reina de Sheba y ordenó a los demonios que preparasen un mejunje para que por medio de ése Balqîs pudiese depilar el vello de su cuerpo. Narran que el baño, el polvo depilador y el molino de agua, fueron creados por los genios para Balqîs por orden de Salomón.[37]

 El Imâm Mûsâ Ibn Ya‘far (P) en una narración dijo: “El Mensajero del Islam (BPD) era superior a cualquier otro Enviado. –Agregó- Salomón enfureció al no encontrar a la abubilla entre las demás aves ya que esa ave tenía el poder de encontrar agua inclusive en la profundidad de la tierra e informar a Salomón de lo que ignoraba. Sin embargo Dios en una aleya del Corán informa:

﴿ وَ لَوْ أَنَّ قُرْآناً سُيِّرَتْ بِهِ الْجِبالُ أَوْ قُطِّعَتْ بِهِ الأَْرْضُ أَوْ كُلِّمَ بِهِ الْمَوْتى...

Y si pudiera haber un Qurân con el que las montañas se pusiesen en marcha (y se desplazasen de un lugar a otro lugar) o que la tierra se abriese (y brotasen ríos de ella) o por medio del cual hablasen los muertos… (de todas formas los incrédulos no tendrían fe) (Ar Ra‘d, 13:31).

Deben saber que nosotros somos ese Corán por medio del cuál las montañas se parten y de la tierra brotan arroyos y por medio del cuál los muertos reviven, y estamos conscientes que en cuál región fluyen las aguas subterráneas”.[38]

 El Imâm Bâqir (P) manifiesta: “El nombre principal de Dios está compuesto por setenta y tres letras, y Âsif Ibn Barjîâ únicamente tenía conocimiento de una de éstas. Pero a nosotros, la familia de Profeta (BPD), se nos han enseñado setenta y dos de éstas, y únicamente una letra es especial de Dios Todopoderoso. Lâ haûla walâ il.la bil.lahi al ‘alî-ul ‘azhim – No hay poder ni fuerza sino en Dios, el Altísimo, el Majestuoso”.[39]

 Abû Hanîfah preguntó al Imâm Sâdiq (P) la causa por la cuál Salomón de entre todas las aves únicamente preguntó dónde se encontraba la abubilla. El Imâm respondió: “Ésta ave era la que lo dirigía para encontrar las aguas subterráneas”. Abû Hanîfah sonrió y dijo: “Si es como dices, entonces ¿por qué ésta no puede ver la trampa que ponen para cazarla?” “¡Oh Na‘îmân! –Respondió el Imâm:- ¿Acaso no sabes que cuando Dios decide algo, los ojos pierden su vista? –y continuó diciendo respecto al castigo que designó Salomón (P) para la abubilla en caso de que no tuviese una buena excusa para justificar su ausencia, dijo- Él le arrancaría las plumas, la colocaría bajo los rayos del sol o la encarcelaría con sus adversarios, en caso de que esta ave no tuviese una excusa convincente para su ausencia”.[40]

 Relatan que Salomón (P) ordenó encarcelar a la abubilla con sus opositores, los topos. El tormento anímico que sintió el ave la hizo temer y asustada pidió a Salomón (P) que reflexionara en su dictamen, llegando a la resolución de que serían las otras aves las que arrancarían cada una de sus plumas.

 El difunto Tabarsî argumenta: “Existen diferentes opiniones respecto al obsequio que la Reina de Sheba envió a Salomón (P). Algunos opinan que éste estaba compuesto de un grupo de jóvenes esclavos y esclavas. Balqîs había ordenado que todos ellos vistieran iguales, para que Salomón no pudiese distinguir su sexo”. Ibn ‘Abbâs manifiesta: “El número de esclavos y esclavas era de cuatrocientos. Antes de que el grupo llegara a las tierras de Salomón (P), éste ordenó que alfombraran el camino con ladrillos de oro. El representante de Balqîs, se sintió confuso al comparar el obsequio que llevaban con la grandeza de Salomón (P).

 Exponen que la Reina de Sheba, en la carta que envió a Salomón (P) le solicito que si en verdad era profeta separase a los esclavos de las esclavas, y sin abrir el cofre que llevaban sus representantes, dijese lo que éste contenía. Por otra parte había advertido a sus comisionados que observaran la conducta y proceder de Salomón, les dijo: “Si lo encontráis irritado, sepan que es un gobernador igual que nosotros. No obstante, si los recibe con finura y bondad, sepan que sin duda es un profeta enviado para una misión”.

 La abubilla informó a Salomón de la llegada de la caravana que traía los obsequios de la Reina de Sheba y él ordenó para que todos los de su reinado, ya fuesen hombres, genios, aves y animales salvajes, se enfilaran ordenadamente alrededor suyo. Los representantes entraron a la plaza principal de la ciudad y Salomón los recibió sonriente. Entregaron la carta de Balqîs a Salomón. Entonces llegó el momento de entregar los obsequios. Él, por medio del Arcángel Gabriel, estaba enterado de lo que contenía el cofre y lo abrieron después de que predijo, ante los representantes de la reina, lo que éste contenía. Así es, el Profeta Salomón (P) había anunciado que dentro del cofre se encontraban finas perlas sin agujerar así como unos adornos de piedra agujereadas que en ese entonces era costumbre usar para adornar con éstas los cuellos de los caballos. Enseguida ordenó a una termita o comején que agujerara las perlas y una lombriz que pasara un fino hilo a través de éstas.

 Para distinguir entre los esclavos y esclavas ordenó a éstos lavasen sus rostros. Los hombres echaban directamente el agua del recipiente sobre sus caras y se lavaban la parte externa de sus brazos y cuando hacían la ablución el agua escurría del codo hacia la punta de sus dedos; sin embargo las mujeres primeramente echaban agua de la jarra en una de sus manos, pasándola ésta a la otra mano y luego la echaban en sus caras y, contrario a los hombres, lavaban sus brazos echando agua en la parte interna de sus brazos. Así fue como Salomón pudo distinguir entre los esclavos de las esclavas.

 Relatan que la Reina de Sheba envió a Salomón los báculos de los reyes de Hamîr, y le pidió que observara las dos extremidades de éstos. Estos báculos estaban diseñados de tal forma que era imposible distinguir la parte superior de la inferior. Así también Balqîs envió a Salomón un recipiente y solicitó que lo llenase de agua que no fuese tomada ni del cielo ni de la tierra. Cuando hicieron a Salomón conocedor del mensaje de la reina, primeramente aventó los báculos al cielo, y dijo: “El extremo que primero toque la tierra es la parte superior del báculo”. Entonces ordenó que hicieran correr fuertemente a un grupo de corceles hasta que sudaran, seguidamente hizo que reunieran el sudor de éstos en el recipiente entregándolo luego a los enviados.

 Respecto a como fue trasladado el trono de Balqîs al castillo de Salomón (P), existen diferentes opiniones, de la siguiente manera:

 El viento trasladó el trono de Balqîs.

 Los ángeles, por orden de Dios, transportaron el trono.

 Dios creando movimientos rítmicos y continuos hizo que cambiara de lugar.

 El lugar inicial en el que se encontraba el trono giró en tal forma, tomando posición exactamente bajo el castillo de Salomón (P).

 La tierra viró en tal forma que la gran distancia pudo ser transcurrida en un corto tiempo.

 Dios Todopoderoso destruyó el trono en el primer lugar y nuevamente creó uno similar junto al trono de Salomón (P).[41]

 En una ocasión le fue preguntado al Imâm Askarî (P): “¿Acaso Salomón necesitaba de la sabiduría de Âsif Ibn Barjîâ, para que en un parpadeo trajese el trono de la reina a su castillo?” El Imâm respondió: “Salomón disfrutaba de la sabiduría que Âsif ejercía. En realidad él quería que la gente de su dominio se percatase que Âsif Ibn Barjîâ era apto para ser su heredero”.[42]

 Za‘labî en su libro de exégesis argumenta: “Cuando Îa‘fûr o la abubilla de Salomón (P) llegó a la región de Sheba, se encontró con ‘Anqaîr la abubilla de Balqîs. ‘Anqaîr le pidió que la acompañase para que apreciase la región de Sheba y sus maravillas, sin embargo Îa‘fûr se disculpó, ya que estaba comisionado por Salomón (P) para preparar para éste el agua de la ablución de la oración de la tarde. ‘Anqaîr insistió para que viniese a ver algo maravilloso, que sin duda alegraría a Salomón (P) cuando éste lo informase a su regreso. La abubilla aceptó. Por otra parte Salomón (P) preguntó al jefe de las aves, o sea el buitre, por la ausencia de la abubilla. El buitre dijo que lo ignoraba, y entonces el águila fue enviada para encontrarlo. No transcurrido mucho tiempo, los dos regresaron a donde se encontraba Salomón (P). La abubilla por temor extendió sus alas sobre el suelo y levantó su cabeza en señal de respeto. En ese estado Salomón tomó su cabeza y la jaló hacia él. Entonces le preguntó: “¿Dónde andabas hasta ahora?” El ave sin responder a su pregunta dijo: “¡Oh, Enviado de Dios! ¡No olvides el día en que te encontrarás ante Dios, tal y como yo me encuentro en estos momentos ante ti!” Salomón se estremeció al escuchar las palabras del ave y la perdonó.

 Abû Basîr preguntó al Imâm Sâdiq (P) respecto a la aleya “Y (recuerda a) David y Salomón, cuando ofrecieron un juicio acerca del campo, (y eso fue) cuando las ovejas de la gente vagaron ahí durante la noche (y destruyeron su cosecha)…” (Al ’Anbîâ’, 21:78), a lo cuál el Imâm declaró: “El dueño de la tierra debió cuidar de su campo durante el día, y el pastor durante la noche tenía la obligación de cuidar de las ovejas para que éstas no entren en el campo y jardines de vid de la gente”. Después de que las ovejas destruyeron la cosecha, David (P) juzgó que éstas fueran concedidas al campesino por las pérdidas sufridas, no obstante Salomón (P) consideró que la utilidad de la leche, lana y otros, de estos animales durante un año fuese entregada al campesino.[43]

 Este mismo Imâm en otra narración aseguran: “David juzgaba al igual que sus antepasados habían dictaminado, empero Dios Todopoderoso envió una revelación a Salomón (P) para que su veredicto fuese entregar al campesino la ganancia de un año, costumbre que fue usada entre los profetas después de él, y en verdad los dos (David y Salomón) dictaminaron según lo deseado por Dios - Y a cada uno (de ellos) le dimos sabiduría y conocimiento (Al ’Anbîâ’, 21:79)”.[44]

 Abû Basîr relata una narración del Imâm Sâdiq (P) que dice: David pidió al hombre que sufrió perdidas que se presentase ante Salomón para que éste dictaminara. Así lo hizo. Salomón sentenció de la siguiente forma: “Si las ovejas destruyeron por completo toda la cosecha y las vides, éstas deberán ser entregadas al campesino y será propietario también del ovejero. Empero si únicamente destruyeron las frutas y las hojas de los arbustos, en este caso las crías procreadas por las ovejas pertenecerán al campesino”. David opinaba lo mismo; sin embargo, quería anunciar por este medio que Salomón, después de él, llegaría a ocupar el lugar de albacea y gobernador Y Nosotros fuimos testigos de su juicio (Al ’Anbîâ’, 21:78).[45]

 Mu‘âwîah Ibn ‘Ammâr registra del Imâm Sâdiq (P) lo siguiente: El Imâmato es una sucesión Divina, que Dios entrega al hombre a quien Él considera merecedor. David tenía muchos hijos, entre ellos había uno llamado Ismail (Salomón), cuya madre sentía rencor y odio hacia David. A pesar de esto Dios consideró a este joven merecedor de la jerarquía de la profecía. Dios solicitó a David que no se apresurara en anunciarlo, hasta que se presentó el juicio entre el campesino y las ovejas. En este momento Dios pidió a David que examinara a cada uno de sus hijos y les pidiese que enjuiciaran en esta cuestión tan importante y aquél que diese el mejor veredicto sería el más apto para ser su heredero. Salomón al dictaminar dijo al dueño del campo: “La ganancia que el ovejero obtenga durante un año de sus ovejas, sus crías, lana y otros, te pertenece”. Aquí fue cuando David preguntó a su hijo: “¿Por qué no dictaminaste que le fueran entregadas todas las ovejas, tal y como los sabios de Banî Isrâ‘îl han dictaminado hasta hoy?” Salomón en respuesta a la pregunta de su padre manifestó: “Ya que las vides no fueron destruidas por completo sino que únicamente comieron sus frutos y hojas, y el próximo año este jardín volverá a reverdecer”.[46]

 Las narraciones que se han asentado respecto al dictamen de los Profetas David (P) y Salomón (P), contienen una gran contradicción. Algunas de éstas consideran uno el veredicto de los dos, mientras que otras consideran dos veredictos los dictaminados. Las diferentes opiniones pueden ser divididas en cuatro grupos:

 Lo que puede deducirse de la diferencia de dictámenes entre ellos se encuentra en las narraciones de disimulo, las cuales fueron dichas únicamente para concordar con lo registrado por la Escuela Sunnah.

 El veredicto de Salomón (P) en realidad anulaba al veredicto de David (P), o sea al ser dictado un nuevo veredicto, el anterior quedaba abrogado. Sin embargo si se considera que un dictamen abrogador es correcto únicamente entre los Profetas poseedores de Libro, puede responderse que en algunos detalles insignificantes es permisible cambiar un dictamen por otro.

 El dictamen en el que David (P) se apoyaba, en realidad era el mismo que habían dictado los profetas anteriores a él; y hasta ese día no se le había presentado a David una situación tal; empero cuando fue revelado el dictamen abrogador al anterior, David lo aceptó.

 La diferencia aparente del juicio, fue únicamente con el propósito de que la gente conociese perfectamente al heredero de David (P).

 Husaîn Ibn Jâlid narra del Imâm Ridâ (P): En una ocasión Salomón solicitó a sus centinelas que nadie lo molestase durante ese día, ya que le gustaba observar desde lo alto de su castillo y con completa tranquilidad la extensa región y poder absoluto. Al día siguiente desde lo alto de su castillo, mientras que sostenía su báculo con la mano, contemplaba admirado a distancia, cuando repentinamente vio a un joven que sin permiso había entrado a su castillo. Su aspecto mostraba que este joven era el Ángel de la Muerte. Salomón (P) dirigiéndose hacia él dijo: “Gracias a Dios que concedió que mi felicidad el día de hoy, sea verlo”. Entonces le fue quitada el alma mientas se apoyaba sobre su bastón. La gente durante mucho tiempo lo observó inmóvil sobre la terraza de su castillo y creía que él estaba vivo, hasta que los rumores comenzaron a extenderse. Unos decían: “Durante todo este tiempo sin descansar, sin comer sigue recargado sobre su báculo. Esto significa que él es nuestro dios y debemos adorarlo”. Otro grupo aseguraba: “Él es un experto hechicero y no está recargado sobre su vara, sino que así se presenta en nuestras mentes”. Un tercer grupo que poseía una fe más fuerte manifestaba: “Él es un siervo de Dios, y Dios se comporta con él tal y como Él quiere”. Como consecuencia de la diferencia de opiniones entre la gente, Dios ordenó a las termitas que agujeraran su bastón. Después de un tiempo al romperse el bastón, Salomón calló de cara sobre el suelo. Narran que en cualquier lugar donde se encuentren las termitas, a su lado se encontrará agua y lodo – Pero cuando Nosotros decretamos la muerte para él, nada les mostró (a los genios) su muerte más que el comején que devoró su báculo (hasta que Salomón cayó de cara). Así que cuando cayó, (en ese momento) los jinn vieron con claridad que, si ellos hubieran conocido lo invisible (el más allá), no habrían permanecido (tanto tiempo) en el afrentoso castigo (Saba’ 34:14).

 Abu Basîr narra del Imâm Bâqir (P): Cuando el Ángel de la Muerte fue en busca de Salomón, le dijo: “Yo soy aquél que no acepta soborno y no guardo temor dentro de mi corazón hacia la majestuosidad de un rey”. Entonces quitó su vida mientras estaba apoyado sobre su bastón. Cuentan que Salomón estuvo en esa posición durante un año, y la gente circulaba junto a él.[47]

 Este mismo Imâm argumenta: Cuando Salomón falleció, Lucifer tomó para sí el libro de magia de Salomón y detrás de la pasta escribió: “Este libro contiene los tesoros de la sabiduría que Âsif Ibn Barjîâ ofreció a Sulaîmân Ibn Dâvûd”. Un grupo de impíos que estaban en espera de un momento oportuno gritó: “¡En verdad Salomón nos gobernaba basándose en este libro!” ‑ Y ellos (los judíos) siguen lo que los demonios inventaron contra el reino de Salomón. Y Salomón (por medio de la magia) no dejó de creer, pero los demonios (fueron los que) no creyeron y enseñaron encantos a los hombres (Al Baqarah, 2:102)[48]

 Narran que los judíos incrédulos sentían atracción hacia Salomón ya que él anotaba las ciencias de la hechicería de éstos en un libro que guardaba con extremo cuidado para que nadie lo encontrase y de esta forma terminar con la magia y hechicería en esa región. Sin embargo, después de su fallecimiento, los demonios volvieron a invitar a la gente a la magia.

 El Imâm Sâdiq (P) declara: “La señal que mostraría la aproximación de la muerte de Salomón, era el crecimiento de un árbol de algarrobo en Jerusalén”.[49] Este mismo Imâm en otra narración testifica que el árbol (de algarrobo) dijo a Salomón: “Mi crecimiento será por la ruina y el desastre”. Salomón se dio cuenta que su muerte estaba cercana. En ese estado pidió a Dios: “¡Dios mío! Oculta mi muerte a los genios para que la gente comprenda que ese grupo está compuesto de ignorantes de la ciencia oculta”. Relatan que Salomón había ocultado su muerte a los genios para que éstos terminaran la construcción que estaban edificando, y durante el año que estuvo muerto y apoyado sobre su báculo Âsif Ibn Barjîâ tomo en sus manos las riendas del reino.[50]

 Existe una narración del Imâm Sâdiq (P) que dice: Los Hijos de Israel solicitaron a Salomón (P) que eligiese a su hijo como heredero del trono. No obstante cada vez que esto sucedía, él aseguraba que su hijo no estaba preparado para esto. La insistencia de éstos ocasionó que Salomón (P), para probar a su hijo, le hiciese unas preguntas:

 ¿Cuál es el placer que se siente al probar el agua y la comida?

 ¿Por qué causa sube y baja la modulación del sonido?

 ¿En qué lugar del cuerpo se encuentra el intelecto?

 ¿Cuál es la raíz de la crueldad y benignidad?

 ¿Por qué razón el cuerpo siente agobio o tranquilidad?

 ¿En que parte del cuerpo se encuentra la adquisición del sustento o la pérdida de éste?

 El hijo de Salomón no pudo contestar a ninguna de estas preguntas. Entonces el Imâm Sâdiq (P) las respondió de la siguiente forma:

 El placer y efecto del agua es la vida, y el efecto del pan es la fuerza y poder.

 La modulación de la voz se hace a través la fuerza de los músculos.

 El cerebro es el lugar del intelecto.

 La crueldad y benignidad tiene que ver con el corazón del hombre. ‑ Así que ¡ay de aquellos cuyos corazones se endurecen contra el recuerdo de Dios (Az Zumar, 39:22).

 El agobio y tranquilidad del cuerpo se encuentra en los pies. Ya que al momento de andar, el cuerpo se cansa y cuando se está en reposo encuentra tranquilidad.

 La adquisición o pérdida del sustento se encuentra en las manos y cuerpo del hombre de modo que con esfuerzo y trabajo el hombre recibe ganancia, de lo contrario se verá pobre y desdichado.[51]

* * *

Llamadas:


[1] Kamâl Ad Dîn, p.156.

[2] Mayâlis, p.57; Bihâr. t.14, p.69.

[3] Ihtiyây, p.339.

[4] Bihâr, t.4, p.70.

[5] Da‘wât Râwandî, p.142.

[6] Bihâr, t.14, p.71.

[7] Bihâr, t.14, p.72; Tafsîr Qumî, t.2, p.238.

[8] Bihâr, t.14, p.72.

[9] Mahâsin, p.193.

[10] Mahâsin, p.302.

[11] Sarâ’ir, p.467.

[12] Min lâ Îahdharul Faqîh, t.2, p.152.

[13] Ídem.

[14] Mayma‘ul Baîân, vol.4, t.8, p.599.

[15] ‘Uîûn Ajbâr ar Ridâ, t.2, p.60.

[16] Mayma‘ul Baîân, vol.4, t.7, p.335.

[17] Kâfî, t.1, p.231. (este hadîz fue narrado por el Imâm Bâqir-P-)

[18] Kâfî, t.6, p.225.

[19] Tanbîhatul Jawâtir, p.129.

[20] Tanbîhatul Jawâtir, p.203.

[21] Irshâd ul Qulûb, p.157.

[22] Bihâr, t.14, p.85.

[23] Sâd, 38:35.

[24] Esta narración no ha sido registrada en ningún libro de los Shî‘ah, únicamente se encuentra en las obras Sunnitas.

[25] Ma‘âniul Ajbâr, p.353; ‘Ilal Ash Sharâîa‘, p.71.

[26] Mayma‘ul Baîân, vol.4, t.7, p.336.

[27] ‘Uîûn Ajbâr ar Ridâ t.2, p.84: ‘Ilal Ash Sharâîa‘, p.72.

[28] Bihâr, t.14, p.93.

[29] Bihâr, t.14, p.94, según la obra Mashâriqul Anwâr.

[30] Bihâr, t.14, p.95.

[31] Anûar ul Tanzîl, t.2. p.194.

[32] Bihâr, t.14, p.96.

[33] Da‘wât Râwandî, p.115.

[34] Sâd, 38:33.

[35] Tafsîr Qumî, t.2, p.236.

[36] Min lâ Îahdharul Faqîh, t.1, p.129.

[37] Tafsîr Qumî, t.2, p.127.

[38] Kâfî, t.1, p.226.

[39] Kâfi, t.1, p.230.

[40] Mayma‘ul Baîân, vol.4, t.7, p.340.

[41] Mazma‘ul Baîân, vol.4, t.7, p.345.

[42] Bihâr, t.14, p.128.

[43] Tahdhîbul Ahkâm, t.7, p.224.

[44] Ídem.

[45] Tafsîr Qumî, t.2, p.73.

[46] Kâfî, t.1, p.278.

[47] ‘Ilal Ash Sharâîa‘, p.74.

[48] Tafsîr Qumî, t. 1, p.55; Tafsîr ul ‘Aîîâshî, t.1, p.52.

[49] Bihâr, t.12, p.140.

[50] Mayma‘ul Baîân, vol.5, t.22, p.193, edición Al Haîât.

[51] Tafsîr Qumî, t.2, p.238.