LA HISTORIA DE SAMUEL (ISHMÛ’ÎL), SAÚL (TÂLÛT), GOLIAT (YÂLÛT)

LA ARCA[1] DE SAKIÎNAH

En la exégesis de ‘Alî Ibn Ibrâhîm, se encuentra registrada una narración del Imâm Bâqir (P) que dice: Los Hijos de Israel después de Moisés (P) comenzaron a desobedecer y abusar de los demás, al grado de que alteraron la religión de Dios. Dios por su parte, como consecuencia de su crueldad, hizo que fuesen gobernados por un dictador llamado Goliat. Él mató a muchos de los Hijos de Israel y a otro grupo lo expulsó; se apoderó de sus riquezas y pertenencias, tomando presas a sus mujeres. Dios Todopoderoso, como consecuencia de la insistencia de la gente, les envió al Profeta Ishmû’îl –Samuel (P)-, para que salvase a los Hijos de Israel de la vileza de Goliat. Los judíos aristócratas pidieron a Samuel (P) que enviara como ayuda a un poderoso gobernador para enfrentarse con Goliat; ya que en esa época un profeta no podía ser al mismo tiempo gobernante ‑Nombra un rey entre nosotros para que luchemos en el camino de Al.lah- (Al Baqarah, 2:246). Samuel (P) como respuesta les dijo: “¿Están seguros que no se abstendrán de pelear contra el enemigo en caso de que inicie la guerra?” Los Hijos de Israel respondieron: “¿Cómo es posible que nos abstengamos de pelear en el camino de Dios, mientras que el ejército de Goliat nos ha alejado de nuestras tierras e hijos? ‑Puede que no combatáis una vez que se os prescriba el combate. Dijeron: ¿Cómo no vamos a combatir por Dios si se nos ha expulsado de nuestros hogares y de nuestros hijos?” (Al Baqarah, 2:246).

Pero cuando tuvieron que combatir todo cambió, ya que ellos, contrario a lo que decían, salieron huyendo del campo de batalla. Por más que Samuel (P) los llamaba y decía que no huyeran, que Dios les había enviado a Saúl para que los ayudase, pero ellos irritados respondían: “¡Como es posible que Saúl haya sido elegido para comandarnos, mientras que él es un hombre indigente ‑Pero, cuando se les prescribió el combate, volvieron la espalda, salvo unos pocos… Su profeta les dijo: Dios os ha suscitado a Saúl como rey. Dijeron ¿Cómo va él a dominar sobre nosotros si nosotros tenemos más derecho que él a dominar y no se le ha concedido abundancia de hacienda? (Al Baqarah, 2:246 y 247)”.

Deberá tenerse en cuenta, que en esa época la profecía se encontraba en manos de los descendientes de Leví y el gobierno bajo el domino de los descendientes de Îûsuf (P), y ya que Saúl era descendiente de Benjamín, no estaba relacionado ni con la familia de los profetas ni con la de los gobernadores. No obstante Dios Sapiente, en lugar de otorgarle una genealogía y riqueza, le otorgó la sabiduría y habilidad para la administración del país, y una fuerza excepcional. “Dios lo ha escogido prefiriéndolo a vosotros y le ha dado más ciencia y más cuerpo. Dios da su dominio a quién Él Quiere” (Al Baqarah, 2:247). Fue entonces cuando Samuel (P) para mostrar a los Hijos de Israel el mérito de Saúl argumentó: “Él posee un signo de los profetas anteriores. Él posee la Arca de Moisés la cuál contiene la Sakiînah (esta caja despedía un aroma que proporcionaba serenidad y quietud) que Dios otorgó a Moisés como un favor. Así también posee los restos e indicios que dejaron las familias de Moisés y Aarón. Esta Arca es transportada por los ángeles Divinos y muy pronto os será devuelta, y recuperaréis el honor y la estima perdidos. ‑El signo de su dominio será que la Arca volverá a vosotros, llevada por los ángeles, con sosiego de vuestro Señor y reliquia de lo que dejaron las gentes de Moisés y Aarón… (Al Baqarah, 2:248)”. Esta Arca de la Alianza, es el mismo cajón en el cual Moisés fue colocado por su madre y puesto en el Río Nilo, y era muy respetada por los Banî Isrâ’îl. Cuando Moisés (P) estaba por fallecer, colocó en ésta Las Tablas y La Tora la cuál entregó a Josué Ibn Nun. No transcurrido mucho tiempo la Arca se hizo indiferente y causa de burla entre los Banî Isrâ’îl, al grado de convertirse en juguete de sus hijos. Dios elevó al Arca a los cielos la cuál se llevó consigo el honor y respeto de ese pueblo. Sin embargo, con la llegada de Saúl, Dios nuevamente envió a la Tierra la preciada Arca.

En la aleya señalada, el término las gentes (baqîîan) hace referencia a la descendencia de los profetas; y el Imâm Ridâ (P) respecto a la interpretación del término sosiego (sakiînah) argumenta: “Sakiînah es un aroma del Paraíso que despide esa Arca con forma de rostro humano. Cuando esa caja era traída y colocada entre los incrédulos y los musulmanes, cada uno que se le acercaba caía en la trampa y era muerto. En esa misma época Dios informó a Samuel que muy pronto Goliat sería aniquilado por las manos de un pastor llamado David Ibn Âshî. A pesar de que David era el hijo menor de la familia, empero poseía una gran majestuosidad. Seguidamente vistió la cota de Moisés (P), que le llegaba al suelo, y se adhirió al ejército de Saúl.

Cuando el ejército abandonó la ciudad, Saúl les informó: “Dios nos probará con un río que se encuentra entre Palestina y Jordania para distinguir entre los creyentes e hipócritas. Aquél que se abstenga de beber esa agua, será de los míos; contrario será aquel que la beba, aunque sea un puño o dos; y éste se verá incapacitado a pelear en contra de Goliat, y durante el combate temerán y se encontrarán indecisos”. No obstante cuando el ejército de Saúl, en medio del ardiente sol del desierto, llegó a donde se encontraba esa agua cristalina, todos bebieron de ésta, a excepción de unos cuantos que aproximadamente eran trescientos trece. Se ha relatado que aquellos que rompieron el acuerdo sumaban sesenta mil personas, también otro grupo tan solo bebió un puño y no más ‑Y cuando Saúl (Tâlût) marchó con los soldados, dijo: Dios os probará con un arroyo. Quien beba de él no será de los míos. Quien no lo pruebe, será de los míos, a menos que beba una sola vez del hueco de la mano. Y bebieron de él, salvo unos pocos- (Al Baqarah, 2:249). Aquellos que se habían saciado con el agua del río, se quedaron en las orillas de éste con los labios morados; pero los otros dos grupos siguiendo a Saúl y David, cruzaron el agua. Más adelante en esa dirección se enfrentaron con el ejército de Goliat (Yâlût). Los soldados de Saúl que habían bebido únicamente un puño de agua, al observar la grandeza del ejército de Goliat expresaron: “No tendremos fuerza suficiente para enfrentarnos con ese ejército”. Sin embargo, el grupo que no había ni siquiera humedecido sus labios con el agua del arrollo gritaron: “Repetidas veces se ha dado que un pequeño grupo ha podido, con el permiso de Dios, salir victorioso ante un gran ejército. ‑Y, cuando él y los que creían lo hubieron cruzado dijeron: Hoy no podemos nada contra Goliat y sus soldados. Los que contaban con encontrar a Dios dijeron: ¡Cuántas veces una tropa reducida ha vencido a otra considerable con permiso de Dios… ¡Señor! Infunde en nosotros paciencia, afirma nuestros pasos, auxílianos contra el pueblo infiel (Al Baqarah, 2:249-250)”. En ese momento David se le acercó a Goliat quien montaba un elefante y había colocado sobre su cabeza una corona de rubíes. David en un principio tomó una piedra, la colocó en su honda y la dirigió al ala derecha del ejército de Goliat. Por gracia de Dios, esa piedra con grandeza, cayó entre el ejército del enemigo ocasionando su dispersión. Tomó la segunda piedra y la aventó al ala izquierda ocasionando la disgregación y huida del ejército; y, apuntando hacia la frente de Goliat, aventó la tercera piedra. La fuerza con la cuál iba dirigida ésta era tal que al pegar en uno de los rubíes de la corona de Goliat lo introdujo en su cerebro, ocasionando su muerte. “Y les derrotaron con permiso de Dios. David mató a Goliat y Dios le dio el dominio y la sabiduría…” (Al Baqarah, 2.251).[2]

El difunto Tabarsî respecto a la interpretación de la aleya 246 del sura Baqarah donde dice “idh qâlû nabîin lahum - …dijeron a un profeta suyo…”: Tomando en cuenta la época de éste suceso, entre los exégetas existen diversas opiniones respecto al profeta de Banî Isrâ‘îl al que se refiere esta aleya. Algunos han dicho que fue Ishmû’îl, que en árabe se le llama Ismâ’îl (Ismael). Y el término Ishmû’îl en el diccionario de La Tora significa “aquél de quien son aceptadas sus plegarias”. Tabarsî continúa diciendo: Respecto a la continuación de esta aleya “¡Suscítanos a un rey para que combatamos por Dios!”, y respecto a la razón por la cuál los Banî Isrâ’îl solicitaron combatir, afirma que algunos de los exegetas opinan que la razón de la solicitud de los Hijos de Israel fue como consecuencia de la gran opresión causada por los reyes dominadores de la cuál eran víctimas. Otro grupo sostiene que ellos pidieron ayuda a Ishmû’îl que les enviase un comandante para que los ayudase a enfrentarse con ‘Amâliqah.[3]

Se ha narrado del Imâm Mûsâ Ibn Ya‘far (P): “Sakiînah es un aroma paradisíaco que despide la Arca de la Alianza y se presenta en forma de un rostro humano. Es el mismo viento que descendió para el Profeta Ibrâhîm (P) cuando se encontraba construyendo la Ka‘bah, y voló alrededor de los cuatro ángulos de esta Casa. Este aroma Divino se encuentra dentro de un arcón, el cuál está lleno de fuego. Dentro de ésta Arca son lavados los corazones de los Profetas. Ella se encuentra en nuestras manos, al igual que la espada del Mensajero de Islam (BP) que es signo del walâîat –autoridad o gobierno”.[4] Este mismo Imâm manifestó: “El Arca de Moisés (P) medía tres codos (antigua medida que representaba desde el codo hasta la punta de los dedos) de largo por dos de ancho, y en esta se encontraba el báculo de Moisés”.

Ha sido narrado que cuando los incrédulos tomaron el Arca de Moisés, la colocaron dentro de una pagoda. Pero cuando fueron a visitar su templo con sorpresa se percataron de que todos sus ídolos estaban desordenados, siendo ésta la razón por la cual abandonaron el Arca fuera de la ciudad. Sin embargo, la presencia de esta Arca de la Alianza en cualquier pueblo, ocasionaba la llegada de alguna desgracia y muerte, así como de la cólera, hasta que decidieron colocarla dentro en un carro jalado por dos bueyes y abandonarla en el desierto. Después de un tiempo de que el carro anduvo sin rumbo fijo, fue conducido por los ángeles Divinos hacia los Hijos de Israel.

Ibn Azîr, en la obra Kâmil registra: “Cuando los Banî Isrâ‘îl se enfilaban ante el enemigo, colocaban al Arca entre ellos y el adversario. Cada vez que el Arca despedía un sonido semejante al maullido de un gato, era señal de que la victoria se encontraba cerca. Pero después de los profetas Elías y Eliseo (P), los Hijos de Israel se rebelaron y dedicaron a la idolatría. Por mucho tiempo el Arca de Moisés estuvo como botín de guerra entre los opresores de esa época. Se ha relatado que entre el fallecimiento de Josué Ibn Nun (P) y el nombramiento como profeta de Ishmû’îl (P) transcurrieron cuatrocientos sesenta años.[5]

Reseñan que cuando Goliat, el gobernador de Egipto y Palestina, triunfó sobre los Banî Isrâ’îl los obligó a pagar un tributo, y les quitó La Torá. En esa época como consecuencia de que mataban a las familias de los profetas, a excepción de una mujer embarazada, no quedó con vida nadie más. Los Banî Isrâ’îl por miedo a que diese a luz una niña, la escondieron en un lugar. Dios cumplió los deseos de la tribu de Moisés (P) dándole un varón de nombre Ishmû’îl. La razón de su nombramiento fue porque esta mujer era estéril hasta que su cónyuge tomó a otra mujer con la cuál tuvieron diez hijos. La segunda mujer incesantemente la molestaba preguntándole porqué no tenía hijos. Este asunto molestaba tanto a la madre de Ishmû’îl, hasta que finalmente Dios le otorgó un varón, por medio del cuál terminaron con Goliat y los enemigos de Banî Isrâ’îl. En esa época ’Amâliqah y Goliat mataron a muchos de los Hijos de Israel hasta que con la ayuda de David, que se había adherido al ejército de Saúl, pudieron derrotar a ’Amâliqah y aniquilar a Goliat. Después de este suceso Saúl entregó en matrimonio a su hija a David.[6]

En la obra Kanzul Fawâ’id está registrado que en una ocasión que Walîd Ibn ‘Abdul Malik para la construcción de la Mezquita Umawî en Damasco, necesitaba plomo. Le informaron que en Jordania existía un cerro conocido por su mina de este material, de la cuál podían abastecerse. Enviaron un grupo para que extrajera el plomo. Comenzó la excavación pero cuando uno de los obreros se encontraba cavando repentinamente su zapapico chocó con una piedra bajo la cuál se encontraba el cuerpo de un hombre. En ese momento comenzó a brotar sangre del rostro y cabeza del cuerpo sin vida. Como resultado de la investigación realizada, fue aclarado que en ese lugar se encontraba la tumba del Profeta Saúl (descanse en paz).[7]


[1] N.T. Arca de la Alianza, en el judaísmo, urna sagrada. Mencionada con frecuencia en la Biblia, el arca es descrita en el Libro del Éxodo 25 como un cofre de madera de acacia. Es conocida también como la Arca de la Ley, la Arca del Testimonio o la Arca de Dios. El arcón tenía una dimensión de 1,15 m de largo, y 0,69 m de ancho y alto; podía transportarse por medio de listones largos dispuestos a los lados. El arca se colocaba en el sancta sanctorum, sacrosanto recinto del tabernáculo y del Templo de Jerusalén. Según diversas fuentes el arca contenía la vara de Aarón, un cuenco de maná y las tablas de piedra del decálogo, los Diez Mandamientos.

[2] Tafsîr Qumî, t.1, p.81.

[3] Mayma‘ul Baîân, vol.1, t.2, p.610.

[4] Qurbul Asnâd, p.164.

[5] Mayma‘ul Baîân, vol.1, t.2, p.615.

[6] Al Kâmil, t.1, p.217.

[7] Kanzul Fawâ’id, p.180.