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Ibn Abu ‘Umaîr relata del Imâm Sâdiq (P): “Dios, al único pueblo que perdonó de Su castigo, fue al pueblo de Îûnus (P). Cuando la invitación de Îûnus (P) a los de su pueblo no llegó a su propósito y ellos continuaban en sus creencias erróneas, este Profeta decidió maldecidlos. Entre los del pueblo vivían un devoto llamado Malîjâ y un sabio llamado Rûbîl. El hombre devoto estaba de acuerdo con la decisión de Îûnus, sin embargo Rûbîl le decía: -No maldigas a tu pueblo, ya que Dios no le gusta matar a la gente.- Pero al fin aceptó las sugerencias de Malîjâ y los maldijo. Poco antes de que cayera el castigo, Îûnus acompañado por el devoto de su pueblo salieron de la ciudad; Sin embargo el sabio Rûbîl se quedó con la gente y comenzó a dirigirla. Él les pidió que se refugiaran en los desiertos y separaran a los hijos de sus madres; lo mismo sugirió que hicieran con los animales, y seguidamente se pusieran todos a llorar y suplicar. Así lo hicieron y Dios levantó de ellos el castigo resuelto.
Poco después de la hora determinada del castigo, Îûnus (P) regresó a su ciudad, para ver como había muerto su gente, no obstante quedó atónito al observar que trabajaba en sus campos y la situación en la ciudad era normal. Uno de los hombres del pueblo, que no había reconoció a Îûnus (P) le dijo: -El castigo destinado para nuestra ciudad cayó sobre otra montaña, y nosotros andamos en busca de Îûnus para aceptar sus creencias-. Îûnus (P) al escuchar estas palabras enojado, se dirigió hacia las orillas del mar, en donde en un barco de carga y pasajeros se hizo a la mar.
Estando lejos de la costa, una gran ballena detuvo el curso del barco, mientras los pasajeros se decían: -Sin duda un pecador se ha ocultado entre nosotros.- Por ello decidieron hacer un sorteo, y lanzar del barco al que saliese sorteado. Îûnus (P) fue el destinado – Y echaron a suertes y fue de los perdedores (As Sâfât, 37:141). ‑ Y lo echaron al mar. Poco después la ballena tragó a Îûnus (P)”.
Un hombre judío preguntó al Príncipe de los Creyentes: “¿Que cárcel fue la que conteniendo a su preso viajó alrededor del mundo?” El Imâm le respondió: “Esa cárcel fue la misma ballena en la que Dhul-Nûn (Îûnus) fue encarcelado”.
La ballena viajó por el Mar Rojo hacia el río Nilo y después por el Mar Negro y Caspio y atravesó el Tigris, sumergiéndose más tarde en las profundidades del mar, lugar donde Qârûn (Carún) había sido encadenado.
﴿ لا إِلهَ إِلاَّ أَنْتَ سُبْحانَكَ إِنِّي كُنْتُ مِنَ الظَّالِمِينَ ﴾
“No hay dios sino Tú, Gloria a Ti. Verdaderamente he sido de los injustos” (Al ’Anbîâ’, 21:87).
Dios aceptó la súplica de Îûnus y lo echó a una de las costas. Había perdido su piel y se encontraba muy débil. El Creador hizo crecer una gran mata de calabaza, para que bajo su sombra pudiese protegerse de los calientes rayos del sol. Cuando la sombra se iba, Jonás comenzaba a implorar y llorar. Estando en ese estado Dios le preguntó: “¿Por qué no hiciste caso a los lamentos y ruegos de cien mil o más personas de tu pueblo, tú que no puedes soportar ni una hora de pena?” Jonás (P) pidió perdón a su Creador y desde ahí regresó a su pueblo. Relatan que Jonás (P) estuvo en el vientre de la ballena durante nueve horas.[1] El Imâm Bâqir (P) consideró este período como tres días.[2]
‘Alî Ibn Ibrâhîm Qumî respecto a la exégesis de la aleya:
﴿ وَ ذَا النُّونِ إِذْ ذَهَبَ مُغاضِباً ﴾
“Y Dhul-Nûn cuando se marchó enfadado” (Al ‘Ankabût, 21:86)
dice: “Dhul Nûn es el mismo Profeta Îûnus (P)”. Él, respecto a la continuación de esta aleya “sin pensar que lo íbamos a poner en aprietos” comenta: “Después de que Îûnus (P) rechazó el mensaje traído por Gabriel respecto a que Dios había exceptuado a su pueblo del castigo, se vio afectado por muchos problemas, ya que Dios lo dejó sólo durante un parpadeo de ojos”.[3]
El Imâm Sâdiq (P) dijo: “Umm Salmah escuchó repetidas veces al Mensajero del Islam (BPD) decir en sus súplicas:
"¡Oh, Dios! No me abandones a mi propia cuenta ni siquiera por un parpadeo (un abrir y cerrar de ojos)"
Él constantemente repetía que lo sucedido a Îûnus (P) fue porque Dios lo dejó solo durante un instante”.[4]
Ibn Yaham expresa: “Ma‘mûn pidió al Imâm Ridâ (P) que le explicara la aleya referente a Îûnus (P), la cuál el Imâm interpretó de la siguiente forma: “Y Dhul-Nûn cuando se marchó – Dhul Nûn en esta aleya se refiere a Îûnus Ibn Matâ. Enfadado – disgustado con su pueblo. Sin pensar – él estaba seguro. Que lo íbamos a poner en aprietos – que nunca reduciríamos su sustento”. Otra aleya coránica es buen testigo de esta interpretación: Pero cuando Él lo pone a prueba, luego le restringe su sustento (Al Gâshiîah, 88:16). Así clamó en tinieblas – o sea, entre las tres oscuridades: la de la noche, el fondo del mar y el vientre de la ballena nos imploró. No hay dios sino Tú, Gloria a Ti. Verdaderamente he sido de los injustos – significa, yo fui opresor conmigo mismo, yo había abandonado las plegarias que en este momento llevo a cabo dentro del vientre de esta ballena.”[5]
La versión anterior concuerda con la opinión de la Escuela Shî‘ah. Sin embargo las narraciones anteriores a ésta última son más aceptadas por la Escuela Sunnah.
El Imâm Bâqir (P) en una extensa narración dice: Cuando Jonás decidió echar maldiciones a su pueblo, el cuál estaba compuesto por muchos niños lactantes y personas indefensas, Dios le envió una revelación diciendo: “Yo soy Dios, Sabio y Justo, y con Mis siervos Soy moderado. Tal vez ellos se arrepientan, y nunca como consecuencia de una falta de los adultos, castigaré a los niños y jóvenes. Yo te envié hacia la gente para que curases sus penas, no obstante rompiste sus corazones y con pesimismo y sin paciencia me pediste que los atormentara”.
“¡Oh, Îûnus! Lo que Destiné para ellos ha sido otra cosa contraria a lo que me pides. En caso de que sigan con vida ellos podrán poblar las ciudades y entregar al mundo siervos benevolentes. Sin embargo, por ti haré caer Mi castigo sobre ellos la madrugada del miércoles, a mediados del mes de Shaûûâl”.[6]
Jonás que ignoraba lo que sucedería, decidió abandonar la ciudad acompañado por el devoto Malîjâ. No obstante el sabio Rûbîl opinaba diferente y decía a Jonás: “Es mejor que te comportes con benevolencia con tu gente, posiblemente conviertan su fe a la tuya”. Sin embargo el devoto Malîjâ asustaba al sabio con el destino que tendría por oponerse al Profeta. Rûbîl dijo a Malîjâ: “Es mejor que guardes silencio, ya que eres un devoto que carece de conocimiento y experiencia”. Entonces dirigiéndose a Jonás manifestó: “¿Sabes, que en caso de que Dios vea el arrepentimiento de la gente les otorgará favor y generosidad, y alejará de ellos el castigo? En ese caso tu quedarás como un mentiroso y posiblemente tu nombre sea borrada de la lista de los Profetas Divinos”. A pesar de todo Jonás no atendió a los consejos de Rûbîl, y cuando informó a la gente del momento exacto del castigo, lo echaron de la ciudad. Después de la salida de Jonás (P), Rûbîl subió a la montaña y dijo a la gente: “La promesa de Dios es segura. Es mejor que dejen a sus infantes entre las grietas de las faldas de la montaña, y las madres se refugien en la parte baja de éstas, y cuando vean venir a un viento amarillo del oriente, todos en un mismo momento comiencen a lamentarse, y llorando con humildad pidan a Dios que los perdone y digan:
"ربنا ظلمنا و کذبنا نبينا و تبنا اليک من ذنوبنا و ان لم تغفرلنا و ترحمنا لنکونن من الخاسرين المعذبين،فا قبل توبتنا و ارحمنا يا اَرحم الراحمين."
"¡Oh, Señor nuestro! Hemos obrado injustamente y hemos desmentido a nuestro Profeta. Nos arrepentimos hacia Ti de nuestros pecados. Si no nos perdonas ni te apiadas de nosotros, seremos de los que pierden y son castigados. Entonces acepta nuestro arrepentimiento y apiádate de nosotros, ¡Oh, el más Misericordioso entre quienes tienen Misericordia!"
Y traten de no cansarse de llorar y lamentar hasta que se ponga el Sol. La gente actuó según lo indicado por Rûbîl. Cuando les llegó un viento amarillo acompañado de un temible ruido, numerosos rayos y relámpagos, ellos temerosos, al igual que los cabritos se refugian en el pecho de sus madres, todos levantaron sus manos al cielo y comenzaron a orar. En ese momento Dios dijo al Arcángel Gabriel: “He aceptado su arrepentimiento y He cumplido mi promesa, ya que mi siervo Îûnus me pidió que enviase un fuerte castigo a su pueblo”. El Ángel Serafín observó: “El castigo de Dios llegó cerca de los hombros de la gente de Jonás. Sin embargo Dios Todopoderoso me comisionó que desviara su rumbo hacia los manantiales y los ríos que llegan a las grandes montañas”.
El Imâm Bâqir (P) continuó diciendo: -El castigo del pueblo de Jonás cayó sobre las montañas cercanas a la Ciudad de Mosul. Cuando el sabio Rûbîl vio al devoto Malîjâ le preguntó: “¿Qué fue lo más correcto, tu opinión o la mía?” Malîjâ le respondió: “En estos momentos entendí que tu sabiduría y juicio fueron superiores a mis rezos, devoción y conceptos. Y la sabiduría que va acompañada de abstinencia y capacidad es mucho más provechosa que el culto que carece de comprensión y atención”. Relatan que después de este suceso los dos (el hombre devoto y el sabio) continuaron viviendo con entusiasmo y amistad entre el pueblo de Jonás. El Profeta enfadado por lo sucedido, se dirigió hacia las costas del mar. Creyeron, y los dejamos disfrutar por un tiempo (As Sâfât, 37:148), o sea, la gente de esa región convirtieron su fe a la de Îûnus y Nosotros hicimos que ellos hasta el último momento de sus vidas se vieran agraciados con Mis favores.[7]
Abû ‘Ubaîdah preguntó al Imâm Bâqir (P): “¿Qué tiempo transcurrió entre la ausencia de Îûnus hasta que la gente nuevamente tuvo fe en él?” El Imâm respondió: “Cuatro semanas. Una semana ocupó en dirigirse desde su ciudad hasta las costas del mar, y ese mismo tiempo utilizó para regresar de la costa a su ciudad”. Entonces Abû ‘Ubaîdah preguntó: “¿Ese lapso equivale a los días y meses de este mundo, o únicamente duró unas cuantas horas?” El Imâm le indicó: “El castigo al pueblo de Îûnus estaba previsto para el día miércoles, y ese mismo día Dios los perdonó; y Îûnus salió de su ciudad enojado el día jueves. El tiempo que requirió para ir desde su ciudad a las orillas del mar fue una semana. Así también estuvo en el vientre de la ballena durante una semana, y otra semana la pasó en el desierto bajo la sombra de la calabaza; y necesitó de una semana más para regresar a su ciudad. Después del regreso de Îûnus la gente convirtió su fe a la de él y continuaron viviendo en paz y con tranquilidad. Éste fue el único pueblo que después de observar las señales del castigo tuvo fe y su fe fue provechosa para ellos. – ¿Por qué no hubo ninguna ciudad que creyera y se beneficiara de su creencia? Sólo la gente de Îûnus, a los que en cuanto creyeron, les levantamos el denigrante castigo (Îûnus, 10:98)[8].
El Imâm Bâqir (P) dijo: -El castigo se había acercado tanto al pueblo de Îûnus que ¡inclusive tocaba los picos de sus lanzas! Ellos habían vestido ropas burdas y de lana, de sus cuellos habían colgado cuerdas y la parte alta de sus cabezas las habían encenizado. En ese estado se arrepintieron, y Dios en ese momento desvió el castigo hacia las montañas. Îûnus al observar que su maldición no había tenido efecto, enfadado se dirigió hacia la costa del mar. Se sentó en un barco, y a la mitad del camino el barco se enfrentó con una tormenta. Empero la gente se encontró ante una inexplicable escena, una gran ballena sacaba su cabeza del agua ante ellos. El capitán del barco gritó: “¡Esta ballena anda en busca de un ofrecido!” En ese momento Îûnus se levantó y dijo: “El animal me pide a mi”. Cuando quiso aventarse al mar, dos hombres que lo acompañaban lo detuvieron y dijeron: “Haremos un sorteo entre nosotros tres, ya que tú eres uno y nosotros dos”. Se dice que desde ese día los sorteos llevados a cabo entre tres personas nunca fallan. El sorteo salió en nombre Îûnus y él mismo se aventó a la boca de la ballena. Relatan que vivió siete días completos en el vientre del animal hasta que se detuvo en un lugar en el que el mar estaba muy agitado, el mismo lugar donde Qârûn fue atormentado.[9]
Abu Hamzah Zumâlî manifiesta: -En una ocasión Abdul.lah Ibn ‘Umar llegó a donde se encontraba el Imâm Sayyâd (P) y le preguntó: “¿Acaso usted opina que Jonás hijo Matías cuando le fue informado respecto al wilâyat (liderazgo) de su ancestro ‘Alî (P) lo negó, y ésta fue la razón de su desgracia?” El Imâm molesto exclamó: “¡Qué dices! ¡Esa es una falsa acusación!” Entonces ordenó que nos taparan los ojos. Minutos después sentí que me encontraba en las orillas del mar. En ese momento el Imâm pidió a la ballena que sacara su cabeza del agua, y que nos relatara la historia de Îûnus. Minutos después una gran ballena se encontraba ante nosotros y dijo: “Mi señor. Dios no nombró a ningún profeta desde Adán hasta tu abuelo Muhammad, mensajero Suyo sin antes informar a éstos que ‘Alî Ibn Abî Tâlib sería el ‘walî de Dios’. Aquel que aceptó sin dudar ni objetar, fue salvado; empero aquel que vaciló en admitirlo se encontró en dificultades. Tal y como Adán al comer del árbol prohibido; Noe y la gran tormenta que les fue enviada; Abraham y el fuego; José y su soledad dentro del pozo; Job y todas las incontables desgracias; David y su equivocación en el fallo. Cuando llegó el período de profesar de Jonás, Dios le pidió también que admitiera el wilâîat de ‘Alî y sus descendientes, sin embargo Jonás respondió: -¿Cómo puedo admitir el gobierno de alguien que aún no he visto?- Después de estas palabras fue echado en la boca de la ballena. Él estuvo durante cuarenta días en mi vientre hasta qué aceptó el wilâîat de ‘Alì y sus inmaculados hijos. Entonces fue cuando lo aventé a la costa - No hay dios sino Tú, Gloria a Ti. Verdaderamente he sido de los injustos”.
El Imâm Sayyâd (P) pidió a la ballena que regresase a su vivienda en las profundidades del mar, recobrando así el mar su quietud.[10]
El Imâm Sâdiq (P) relata en una narración: -David (P) solicitó a Dios que le mostrase quién sería su compañero en el Paraíso. Dios le envió una revelación diciendo: “Tu compañero en el Paraíso será Matâ el padre de Îûnus”. Entonces David acompañado de Salomón se dirigió a él para visitarlo en este mundo. Estos dos preguntaron a la gente de la ciudad por Matías, quienes los dirigieron hacia el bazar. Ahí encontraron a Matías vendiendo leña que había extraído del bosque. Con la ganancia que obtuvo compró trigo y acompañado por David y Salomón se dirigió a su casa que estaba construida con hojas de palmera. Matías molió el trigo, y con esta harina hizo una masa, colocándola después sobre el fuego. Posteriormente se sentó junto a David y empezaron a platicar. Poco después cuando el pan estuvo listo, le echó sal y comenzó a comerlo con agua. Cada bocado que colocaba en su boca lo hacia pronunciando “En el nombre de Dios” y cuando lo tragaba agradecía nuevamente a Dios, y decía: “¡Dios mío no creo que a nadie más hayas agraciado con tantos de Tus favores! Gracias a Ti que me otorgaste un cuerpo sano, y me diste fuerza para poder sacar leña de los árboles que yo mismo no planté y venderla. Luego mandaste gente para que la comprara y de la ganancia de ésta, me consentiste comprar trigo que yo mismo no había plantado, y me permitiste encender un fuego para que pudiese hornear mi pan. Gracias a Ti que me diste apetito para que al consumir alimento pueda obedecerte”. David (P) al observar el agradecimiento sinfín de Matías dijo a Salomón: “Levántate es hora de retirarnos. Hasta este momento no he visto a un siervo más agradecido que éste”.[11]
Los exegetas dicen: “La barca que trasportaba a Jonás hijo de Matías y a los demás pasajeros se detuvo. En ese entonces mantenían la creencia que cuando un barco no podía continuar su camino y se veía detenido en medio del mar, era a causa de que éste llevaba un esclavo que se había escapado. Y ya que los pasajeros echaron a la suerte y tres veces salió el nombre de Jonás, sin tener otra alternativa lo echaron al mar. Dios Todopoderoso ordenó en ese momento a la ballena: “Îûnus no es tu alimento, sino que tu vientre servirá de templo y lugar de oración para él. Ten cuidado que de no romper ninguno de sus huesos, ni raspar la piel de su cuerpo”. Así también los exegetas respecto a la aleya “y fue así reprendido” (As Sâfât, 37:142) dicen: “Jonás merecía ser amonestado ya que sin poner atención en lo ordenado por su Creador se alejó de su gente. Entre los seguidores de Ahlul Baît tal reprendo es permitido ya que su origen fue la desatención de un acto primordial. Sin embargo este reproche en especial no debe considerarse un castigo ni venganza por parte de Dios hacia Jonás”.[12]
El Imâm Sâdiq (P) narra del Mensajero del Islam (BPD): “No es conveniente que alguien diga: -El Mensajero del Islam es mejor que Îûnus Ibn Matâ”.[13] Tal vez esta narración quiere decir que nadie debe suponer que soy superior a Jonás por haber realizado varias ascensiones al cielo (Mi‘rây), ya que acercarse a Dios en la tierra, en el cielo o en el mar es igual, y tal y como yo observé las innumerables maravillas de Dios en el cielo, Îûnus también observó las maravillas de la creación de Dios en las profundidades del mar”. Claro está esta narración puede ser interpretada desde otra perspectiva, sin embargo para no extendernos más, nos limitamos únicamente a esta exégesis.
[1] Tafsîr Qumî, t.1, p.317.
[2] Tafsîr Qumî, t.1, p.319.
[3] Tafsîr Qumî, t.2, p.74.
[4] Tafsîr Qumî, t.2, p.75.
[5] ‘Uîûn Ajbâr Ar Ridâ, t.1, p.179.
[6] Al margen de Bihâr, t.14, p.393.
[7] Tafsîr ‘Aîâshî, t.2, p.129.
[8] Tafsîr ‘Aîâshî, t.2, p.135.
[9] Tafsîr ‘Aîâshî, t.2, p.136.
[10] Manâqib Âlî Ibn ‘Abî Tâlib, t.3, p.281; Burhân, t.4, p.37.
[11] Tanbîhatul Jawâtir, t.1, p.18.
[12] Mayma‘ul Baîân, vol.4, t.8, p.716.
[13] Masnad Hanbal, t.1, p.205; Qisas Ibn Kasîr, p.262.