El Sagrado Corán respecto al Profeta Sâlih (P), los tamudeos y la historia de su destrucción por haber desjarretado las patas de la camella (nâqah) con un sable, camella que Dios había enviado para ellos, expone:
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Y a los tamudeos enviamos a su hermano Sâlih. El dijo: “¡Pueblo! ¡Servid a Al.lah! No tenéis a ningún otro dios que a Él. Os ha venido de vuestro Señor una prueba: es la camella de Al.lah, que será signo para vosotros, ¡Dejadla que pastoree en la tierra de Al.lah y no le hagáis mal! Si no, os alcanzará un castigo doloroso.
Recordad cuando os hizo sucesores, después de los aditas y os estableció en la tierra. Edificasteis palacios en las llanuras y excavasteis casas en las montañas. Recordad los beneficios de Al.lah y no obréis mal en la tierra corrompiendo”.
Los dignatarios de su pueblo, altivos, dijeron a los débiles que habían creído: “¿Sabéis si Sâlih ha sido enviado por su Señor?” Dijeron: “Creemos en el mensaje que se le ha confiado”.
Los altivos dijeron: “Pues nosotros no creemos en lo que vosotros creéis”.
Y desjarretaron la camella e infringieron la orden de su Señor, diciendo: “¡Sâlih! ¡Tráenos aquello con que nos amenazas, si de verdad eres de los enviados!”
Les sorprendió el Temblor y amanecieron muertos en sus casas.
Se alejó de ellos, diciendo: “¡Pueblo! Os he comunicado el mensaje de mi Señor y os he aconsejado bien, pero no amáis a los buenos consejeros” (11:73 a 79).
En el Sagrado Corán, se han hecho numerosas referencias, respecto a la crueldad del pueblo Tamud, y el Mensajero de Dios (BP) dijo al Amir de los Creyentes (P): “Los peores seres humanos antiguos (anteriores a nosotros) fueron aquellos que desjarretaron a la camella de Sâlih, y entre mi pueblo el peor de ellos es aquel que verterá tu roja sangre”.[i]
En estos últimos tiempos, algunos escritores, trataron de asentar en una obra, todos los puntos comparativos que el Mensajero de Dios (BP) realizó, respecto al martirio del Amir de los Creyentes (P) y la camella de Sâlih (P). Ya que el mismo ‘Alî (P) fue una de las señales Divinas, que Dios, a través de su Mensajero, presentó a la gente la eminente existencia de éste.
Ibn Abî Al Hadîd Mu‘tazilî sostiene: “Después del diluvio de Noé, hasta hoy en día, muchos hombres valientes y valerosos han nacido entre las tribus árabes y no árabes, turcas, romanas (roma antigua) y demás, pero ninguno de éstos se puede comparar con ‘Alî Ibn Abî Tâlib (P), inclusive ni siquiera una de las cualidades de perfección de éstos puede compararse con las de ‘Alî (P)”. El escritor de la obra Qudsîân narra de muchos de los eruditos que el Arcángel Gabriel dijo al Enviado de Dios (BP): “Dios acompañó en su interior a todos los Profetas con ‘Alî (P), pero en cuanto a ti, ésta compañía la mostró y evidenció”.
Respecto a los puntos comparativos entre ‘Alî (P) y la camella de Sâlih debemos decir que al igual que el nacimiento de ‘Alî (P) se inició entre las piedras que rodean la Ka‘bah, la camella de Sâlih (P) apareció de entre las grandes rocas de la montaña, mientras que ningún Profeta, ni tampoco ninguno de sus herederos, contó con este privilegio.
Así también ‘Alî, el Amir de los Creyentes (P), durante su preciada vida, siempre se mostró como un manantial que ilumina y del cual brota la erudición y conocimiento en Dios, que incrementaba la sabiduría de la gente, así como la camella de Sâlih (P) que todos los días saciaba a los habitantes del pueblo con su leche.
Al igual que el factor principal de incitación para martirizar a ‘Alî (P) fue una mujer llamada “Qutamah”, en la historia del desjarreto de la camella de Sâlih (P) fue una mujer maldecida de nombre “Zarqâ’”; y al igual que después del martirio de ‘Alî (P) los infieles, atacaron a su querido hijo Husaîn (P) y lo martirizaron, actuaron igual en cuanto a la cría de la camella de Sâlih (P) que apenas había sido separado del pezón de ésta.
La ascendencia del Profeta Sâlîh (P) es de la siguiente forma: Sâlîh Ibn Zamûd Ibn ‘Âzir Ibn Iram Ibn Sâm Ibn Nûh.
Abû Hamzah Zumâlî narra del Imâm Bâqir (P) lo siguiente: Gabriel contó al Mensajero de Dios (BP) respecto de la destrucción del pueblo de Tamud y dijo: “Sâlîh, contaba con aproximadamente diez y seis años cuando fue nombrado mensajero, y hasta la edad de ciento veinte años fue propagador entre su pueblo; pero ellos no daban importancia a su invitación y continuaban adorando a sus setenta ídolos. Al fin, cuando Sâlîh había perdido las esperanzas en ellos les hizo una proposición. Se volteó hacia ellos y dijo: ‑Yo solicitaré algo a vuestros dioses, en caso de que me lo concedan, me iré de entre vosotros; o vosotros solicítenme algo para que yo pida a Dios que se los conceda-. Llegó el día esperado, se reunieron en las afueras de la ciudad acompañados por sus ídolos, y después de disfrutar y gozar de los placeres pidieron a Sâlîh (P) para que él primeramente hiciese su solicitud. Sâlîh (P) comenzó a llamar a uno por uno de los ídolos por su nombre, pero al no obtener respuesta de estos, dijo a la gente: “¡Vieron, vuestros dioses no son capaces de contestar! Ahora, vosotros soliciten algo”.
Inicialmente los tamudeos atónitos, pidieron a Sâlîh (P) que los dejase solos con sus ídolos. Estos dieron nuevamente otra oportunidad a los ídolos para que contestaran a Sâlîh (P), pero éstos no lo hicieron. El día poco a poco se acercaba a su consumación, cuando setenta personas representantes del pueblo se dirigieron a la montaña y pidieron a Sâlîh (P) que de dentro de ésta extrajese una camella de pelo rojizo y pura, que estuviese a punto de parir. Sâlîh (P) dijo: “Aquello que habéis solicitado es muy difícil para mi de cumplir, pero para Dios esto es muy sencillo”. No transcurrió mucho tiempo, que por medio de la súplica de Sâlîh (P), después de un ruido estruendoso la montaña se desintegró, y repentinamente se dejó ver de entre los restos la cabeza de una camella y seguido a esto, todo el cuerpo. Los idólatras que se encontraban sorprendidos, pidieron a Sâlîh (P) que si su dios era poderoso, en ese mismo instante hiciese que pariera la camella. No pasó mucho tiempo, que la pequeña cría comenzó a menearse. De los setenta representantes del pueblo de Tamud, aproximadamente sesenta y cuatro de estos refutaron lo que habían visto e insistieron en que este hecho era únicamente ¡magia y brujería! por parte de Sâlîh (P). Pero el resto de ellos cuando regresaron, contaron a los demás tamudeos de lo sucedido. De entre esos seis, uno se volvió incrédulo y fue él, el mismo que desjarretó a la camella de Sâlîh (P)”.
Muhammad Ibn Abî Nasr narra de Sa‘îd Ibn Yazîd: “Yo mismo vi esa montaña y los resto que muestran de donde salió la camella, ésta se encuentra en el camino a Shâm (Siria actual)”.[ii]
En el Tafsîr de ‘Alî Ibn Ibrâhîm está registrado que Sâlîh (P) dijo a su pueblo: “Esta camella beberá del agua de vuestra región durante un día, y al día siguiente, todos vosotros podréis disfrutar de su leche”. Llegó el día en que la camella debía dar leche. Entonces, el animal se colocaba en el centro del pueblo de Tamud y la ordeñaban hasta que todos se saciaban. Pero nueve de los jefes tamudeos, degollaron a la camella y a su cría y dijeron a Sâlîh (P): “…Tráenos, pues, aquello con que nos amenazas, si es verdad lo que dices.” (7:70) Sâlîh les respondió: “¡Gozad aún de vuestros bienes durante tres días!” (11:65) y la señal de vuestra destrucción será que mañana vuestras caras empalidecerán y dos días después enrojecerán y el tercer día ennegrecerán”. El tercer día, según lo prometido por Sâlîh (P), el Arcángel Gabriel con un ruido extremo que rompía las paredes de los corazones y ensordecía los oídos, fueron aniquilados todos y después incendiados para que todos se quemasen.[iii]
Hasan Ibn Mahbûb dice: Sa‘îd Ibn Zaîd en una larga narración, relata lo siguiente: “Los rumiantes del pueblo de Zamûd, temían a la camella por su grandeza y esplendor, por ello los habitantes decidieron cortarle las patas por el jarrete (talón de Aquiles). Entre los habitantes del pueblo se encontraba una mujer pudiente llamada “Sadûb”, que aborrecía a Sâlîh (P) en su corazón. Ella después de entregarse a un hombre llamado “Masda’” lo instigó para que matase a la camella de Sâlîh (P). Por otra parte, una mujer de nombre “‘Anîzah” solicitó a un hombre de tez rojiza, baja estatura y bastardo, de nombre Qadâr que ayudase a Masda’ a matar a la camella. Estos dos hombres con la ayuda de algunos malvados del pueblo de Tamud salieron en busca de la camella para desjarretarla. Precisamente ese era el día en que la camella debía beber agua. Un grupo de los compañeros de Sâlîh (P) quiso tomar un poco de agua de la cual bebía la camella para mezclarla con el agua que ellos poseían (acto considerado prohibido) y le pidieron a Qadâr que les ayudase, quien les prometió cortar las patas de la camella.[iv]
Ka‘ab respecto a la causa de muerte de la camella de Sâlih (P) dice: Una mujer que vivía entre los tamudeos que se consideraba dirigente del pueblo, después de que la gente aceptaron a Sâlih, solicitó la ayuda de dos mujeres una de nombre “Qutâm” que era amante de Qadâr, y “Qibâl”, amante de Masda‘. Estas dos mujeres todas las noches disfrutaban bebiendo vino junto a sus amantes. Por la solicitud de esa mujer envidiosa, Qutâm y Qibâl dijeron a Qadâr y Masda‘: “Nosotros estamos temerosas e intranquilas. Si queréis que estemos a vuestro lado, debéis matar a la camella de Sâlih”. Estos dos, acompañados por otros siete hombres, emboscaron a la camella. Cuando el animal salió del agua, Masda‘ le disparó una flecha desde detrás de una gran piedra, la cual se introdujo en el pata de la camella. En ese momento ‘Anîzah salió de su escondite, y así como le había prometido, le entregó a su hija. Esto lo incitó aún más, se acercó y desjarretó las patas de la camella. Fue entonces que se dejó oír un fuerte y doloroso grito del animal y entonces fue degollada por las manos de Qadâr.
Los tamudeos rodearon a la camella y se dividieron su carne. La cría, al ver a su madre muerta, se dirigió a las alturas de la montaña y con lastimosos llantos que desgarraban los corazones, la buscaba con desesperación. Los tamudeos fueron a ver a Sâlih (P) y cada uno echaba la culpa a otro de la muerte de la camella. Sâlih (P) les dijo en respuesta: “Vayan en busca de la cría de la camella, en caso de que la encontréis saludable, seguramente vuestra falta será perdonada”. Pero por más que la buscaron, no pudieron encontrarla.
Este suceso ocurrió un día miércoles y Sâlih (P) dijo a su gente: “¡Gozad aún de vuestros bienes durante tres días!”. Después de lo predicho por Sâlih (P), el Arcángel Gabriel con un ruido estridente, les trajo la nueva de su pronta aniquilación. Cuando los tamudeos vieron cercana su muerte, comenzaron a arreglar lo necesario para su mortaja y embalsamamiento.[v]
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Extraído de: Historia de la Vida de los Profetas
Versión resumida de Qisasul – Anbiia
Fundación Imam Ali
Sección Española, - Beirut
Autor: Saiied Naimatul.lah Musawi Yazairi
Traducido por: Martha Golzar y
Rahmatul.lah Golzar
[i]Qisas ul Anbîâ’, Ibn Kazîr, p. 113.
[ii]Tahdhibul Ahkâm, t.6, p. 33.
[iii]Tafsîr Qumî, t.1, p.331.
[iv]Mayma’ ul Baîân, vol.2, t.4, p. 681.
[v]Mayma’ ul Baîân, vol.2, t.4, p. 681.